La alegría verdadera es EN el Señor

La alegría verdadera es EN el Señor

“Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense. Que la bondad de ustedes sea conocida por todos los hombres. El Señor está cerca. No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.” (Filipenses 4,4-7).

San Pablo completa este texto en la primera carta a los Tesalonicenses (1 Tes 5,16-18): “Estén siempre alegres, oren sin cesar, Den gracias a Dios en toda ocasión: esto es lo que Dios quiere de todos ustedes, en Cristo Jesús”

No existe un santo malhumorado o triste, los santos son personas alegres. ¿será que es posible ser alegre en este mundo lleno de calamidades, violencia y corrupción? Si la Palabra de Dios dice: alégrense en el Señor, es porque debemos y podemos hacerlo. San Pablo nos da la receta de la alegría: está en el Señor, no está en el equipo de Futbol, ni en el carro ni en los bienes materiales.ProfFelipedentro

“Mientras más sufrimos, más tenemos que rezar”, enseña Juan Pablo II. La fe es más grande que cualquier sufrimiento del mundo. Por eso la Palabra dice:

“No dejes que la tristeza se apodere de ti ni te atormentes con tus cavilaciones. Un corazón alegre es la vida del hombre y el gozo alarga el número de sus días. Vive ilusionado y consuela tu corazón, y aparta lejos de ti la tristeza, porque la tristeza fue la perdición de muchos y no se saca de ella ningún provecho. Un hombre de corazón alegre tiene buen apetito y lo que come le hace provecho.La envidia y la ira acortan la vida y las preocupaciones hacen envejecer antes de tiempo.” (Eclesiástico 30,22-ss).

La alegría es un don de Dios, don del Espíritu Santo, por eso podemos ser alegres hasta en los momentos difíciles de la vida. Recordando que placer y alegría son dos cosas diferentes. El placer es el deseo del cuerpo, el placer desordenado deja sabor de muerte por donde pasa, mientras que la alegría bien vivida deja sabor de vida.

¿Cómo viviremos la alegría en este valle de lágrimas? Cogiendo las manos de Dios. Dios no nos abandona nunca. Es dogma de fé, que desde nuestro bautismo, Dios Padre habita en nuestros corazones, en nuestra alma. No busques fuera de Dios, lo que está en él, y si Él está con nosotros, nada debemos temer.

El autor del libro “El Principito” dijo que “lo esencial es invisible a nuestros ojos”. Necesitamos aprender a hacer la voluntad de Dios, porque quien no hace la voluntad de Dios, no es feliz.

La Palabra de Dios es el “catálogo” para nuestra felicidad. Dios escribió ese manual para las “máquinas” que El creó: nosotros. Así como existe un catálogo para los aparatos electrónicos, donde se indica que el aparato debe ser conectado en el enchufe de 110V y existen personas que lo conectan en el de 220V y andan quemando los aparatos; de la misma forma existe mucha gente “quemándose” por no leer el manual del Señor (Palabra de Dios).

Para ser santo son necesarias dos cosas: hacer lo que Dios quiere y querer lo que Dios hace. ¡hacer el bien hace bien! O amas a Dios sobre todas las cosas o amas más la cerveza, las fiestas, o tu equipo de fútbol. ¿será que estás dejando de ir a Misa los domingos por algún motivo? ¿será que estás dejando a Dios en un segundo lugar?

Dios Padre no quiere el segundo lugar. Santiago dice que el Altísimo tiene celos de nosotros. ¿aceptarías ser la segunda mujer en la vida de tu esposo? ¿quisieras ser el segundo enamorado en la vida de tu enamorada? El Señor tampoco quiere ser el segundo en nuestra vida.

Existen personas que piensan que los mandamientos de Dios son cadenas. Al contrario, ellos son liberación para nosotros. Los mandamientos de Dios son como señales de tránsito para nuestra vida.

El Señor nos pide que vivamos la castidad. Pero ¿qué es la castidad? es vivir el sexo en el momento indicado, en el matrimonio. La masturbación es pecado, así como la práctica homosexual, no soy yo quien lo dice, sino el Catecismo de la Iglesia Católica.

El séptimo mandamiento de Dios también dice:”no robar” o sea, no corromperse. Si robas dinero de la Nación, el dinero que era del pobre, o si cometes otros crímenes, te estarás sentando delante de Jesús. No nos podemos corromper porque tenemos un alma para cuidar, ¡no queremos ir al infierno! rendiremos cuentas de todo lo que hicimos delante de Dios.

El Octavo mandamiento dice: “no levantarás falso testimonio”. Cuidado con la envidia, debido a este sentimiento puedes inventar situaciones para denegrir las personas. Cuidado con las palabras mentirosas, chismes y maldiciones. Cuidado con los pecados capitales: gula, avaricie, ira, pereza, soberbia, lujuria y envidia.

¡Es posible ser feliz en el Señor! Dios no nos manda sufrimiento, sino que da provecho, cuando pasamos por el dolor, para educarnos y salvarnos.

 

Profesor Felipe Aquino 

Matemático, Master y Doctor en Ingeniería Mecánica.