Amistad: camino para Dios

Amistad: camino para Dios

La amistad es el mejor bien humano. Vale más que las riquezas, el poder, la ciencia o las honras. La amistad es el amor que se tiene por una persona en razón de sí misma, de lo que ella es, independientemente de las ventajas o desventajas que ella pueda ofrecernos. Además de eso, la amistad es el camino para llegar a Dios.

Ser amigo es relación y también virtud que consiste en la firmeza de la voluntad de querer y buscar el bien del otro. La amistad ocurre cuando dos personas quieren y buscan recíprocamente, el bien del otro. Para tener amigos, para establecer relaciones a la virtud de la amistad.

Amistad camino para Dios-dentro

Hoy en día, es habitual utilizar la palabra amistad solo en lo que dice al respecto de las relaciones que se tiene con personas que no son de la familia, pero este es un concepto limitado. El amor de la amistad es, por el contrario, el amor que caracteriza la vida familiar, en el cual las personas viven y se aman a si mismas. La familia se constituye por medio de amistad conyugal, porque implica el compromiso recíproco de procurar el bien integral del otro por toda la vida. La vida familiar da lugar a las otras relaciones de amistad, algunas entre desigualdad, como la amistad paterna o amistad filial, y otra entre sí, como amistad fraterna.

La amistad con personas que no son de la familia tiene la misma esencia que la amistad familiar. Los amigos quieren y buscan el bien del amigo, a quien consideran valioso por si mismo, por ser quien son, independientemente de cualquier utilidad o ventaja que puedan ofrecer.

Es el apostolado de la amistad que enseñó San Josemaria Escrivá. No se trata de ganar adeptos, tampoco del crecimiento de un grupo, mucho menos de manipular a las personas para que sirvan con fines políticos, económicos o de cualquier otra naturaleza. Apostolado, enseña él, es ser amigo primero de Cristo y, en seguida, de todas las personas con quien se convive : familiares, amigos de la escuela, compañeros de trabajos de clientes, proveedores, vecinos y, en general, cualquier persona con quien él convive. Aquellos a quienes les deseamos el bien, invitamos y ayudamos para que sean amigos de Cristo. Si el amigo rechaza la invitación, la amistad permanece, porque el amigo es querido por si mismo, pero si acepta la invitación, entonces la amistad se fortalece, porque ambos son amigos del Amigo.

Termino con unas palabras que el Papa Benedicto XVI dirigió a un numeroso grupo de jóvenes, en Roma, durante el Congresso Universitario – UNIV, en abril de 2006 “quien descubrió a Cristo no puede dejar de llevar a los demás hasta Él, una vez que no es posible guardar para si una gran alegría sin comunicarla. Esta es la tarea a la que el Señor nos llama, este es el ‘apostolado de la amistad’ que San Josemaria describió como ‘amistad personal’, sacrificada, sincera, de tu a tu, de corazón a corazón”. Todo cristiano esta invitado a ser amigo de Dios y, con Su gracia, atraer para Él sus propios amigos. El amor apostólico se convierte, de este modo, en una auténtica pasión que se expresa comunicando a los demás la felicidad que se encuentra en Jesús”.

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Fuente: Canção Nova