Jesús habla hoy de la vida eterna y lo hace de una forma tal que no podríamos no desearla
En el estudio de hoy, Lucas 20, 27Da la promesa de la semejanza con los ángeles en la vida eterna y lo hace brevemente, es decir, explica brevemente sobre la eternidad. Él explica lo siguiente: “Que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza cuando llama al Señor el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob” (Lc20, 37) y luego Jesús añade: “No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven” (Lc20, 38) ¿Qué quiere decir esto?, pues que Abrahán, Isaac y Jacob están vivos en el paraíso, por lo tanto, ¡Dios es un Dios de vivos!
Jesús habla hoy de la vida eterna y lo hace de una forma tal que no podríamos no desearla
En el estudio de hoy, Lucas 20, 27Da la promesa de la semejanza con los ángeles en la vida eterna y lo hace brevemente, es decir, explica brevemente sobre la eternidad. Él explica lo siguiente: “Que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza cuando llama al Señor el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob” (Lc20, 37) y luego Jesús añade: “No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven” (Lc20, 38) ¿Qué quiere decir esto?, pues que Abrahán, Isaac y Jacob están vivos en el paraíso, por lo tanto, ¡Dios es un Dios de vivos!
Lo que Dios me pregunta hoy es ¿Cuál área de tu vida está aletargada? ¿Cuál área de tu vida está como muerta? Quizás sea mi vida de oración, quizás sea mi trabajo que no busca más glorificar a Dios, quizás sean tus relaciones familiares, tus relaciones amistosas. Quizás están muertas en ti, la esperanza, la capacidad de soñar, el ánimo, el entusiasmo por la vida misma. Pues, déjame decirte: nada de eso es de Dios. Ese desánimo, esa falta de determinación, esa muerte interior, nada de esto viene de Dios, ¡porque Él no es un Dios de muertos, sino de vivos! (Lc27, 38)
Pero como estamos aun en la vida mortal, aun no somos ángeles, pero nuestra vida aquí debe indicar que queremos ir allá, al cielo. Por lo tanto, ahora te invito a que te detengas y en tu mente traigas lo que necesita de resurrección, de vida nueva, dilo en tu interior: “esperanza muerta, Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos”, “determinación muerta, alegría muerta… Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos”
Y de manera práctica, hoy, voy a dar un paso de vida en estas áreas, y lo haré en el nombre de Jesús, pensando que un día estaré con Él y valdrá la pena todo esfuerzo, porque “Él enjugará todas las lágrimas y no habrá ya muerte ni habrá llantos” (Ap21, 4)
Marisa Reyes Franco
Comunidad Canción Nueva
Fuente: cancionnueva.com.es