Más importante que saber quién soy es saber a quién pertenezco

Cuando estamos enfermos lo correcto es buscar un médico. Conforme a la enfermedad, él nos recetará un tratamiento adecuado. Cada enfermedad requiere un tratamiento específico. Por esa razón no se debe recurrir a la automedicación. El diagnóstico médico, los exámenes complementarios y el cauteloso acompañamiento serán decisivos en el pronóstico del tratamiento, el cual podrá ser una intervención quirúrgica, un tratamiento a base de antibióticos, analgésicos, entre otros.

Lo mismo debe ocurrir con la Sanación Interior. En este caso, le llamo “automedicación” a la búsqueda desenfrenada, por cuenta propia, de terapias y de mezcla de test y corrientes pseudo-espirituales. Hoy en día, se habla mucho de terapias de auto-ayuda. Todos los maestros de esa corriente hablan constantemente de la necesidad de conocernos mejor, de saber quiénes somos. Yo diría que, en la Cura Interior, más importante que saber quién soy yo es saber a quién pertenezco.

La Biblia nos revela que somos de Dios y que solamente en Él y a partir de Él podemos descubrir los caminos para nuestra felicidad y realización. Por eso, en un proceso de Sanación Interior es muy importante invocar insistentemente el Espíritu Santo. Abrirse al Espíritu y el primer paso para descubrir el infinito amor de Dios en nuestra vida. Esa abertura ocurre con la oración. Por esa razón es importante encontrar un lugar apropiado para rezar a fin de evitar las distracciones y perturbaciones. Un ambiente que sea propicio para la Sanación Interior. Todo el resultado del proceso depende totalmente de esas acciones.

La Biblia habla del Espíritu Santo como fuerza, dinamismo, energía, luz. El entusiasmo es exactamente eso. La palabra “entusiasmo” viene del griego enthosiasmós, “tener Dios (Theós) dentro de nosotros”. Perdemos la alegría de vivir cuando dejamos vivir en nosotros el odio, el desamor, la mentira, el pecado, en fin, todo lo que nos aleja de la presencia y de la gracia de Dios. En la antigüedad, entusiasmo era la exaltación o arrebatamiento extraordinario de aquellos que estaban sobre la inspiración divina. El Nuevo Diccionario Aurélio también enumera otros significados de la palabra “entusiasmo”: vigor al hablar y escribir, exaltación creadora, inspiración, flama, admiración, alegría viva, júbilo, dedicación ardiente, ardor, pasión… ¿Y no son exactamente esos los sentimientos que deseamos en nuestras vida?

La primera señal de depresión es exactamente lo contrario de todo eso: falta de alegría, miedo, ansiedad, sentimiento de impotencia, desánimo, etc. Por eso, para que la Sanación Interior ocurra es imprescindible la abertura a la acción del Espíritu y el clima de oración: ¡colocarse en la presencia de Dios!

Una de las grandes causas de corazones heridos y lastimados hoy en día es exactamente la ausencia de Dios en la vida de las personas. Vivimos en un mundo que parece no tener espacio para Dios. Llenamos el corazón con las cosas del mundo, con los apegos materiales, con fuerzas negativas del pecado. La consecuencia sólo podrá ser la falta de entusiasmo.

Abre tu corazón a Dios. Reserva un lugar especial para Él en tu vida.

Extraído del libro “Sea feliz todos los días”

Padre Leo (scj)

Fuente: Canción Nueva

A veces hay un vacío dentro de nosotros porque el sueño de Dios no se realizó en nuestra vida.

Gastamos las fuerzas para realizar nuestros sueños; agotamos las energías persiguiendo proyectos personales; sorprendiéndonos cuando alcanzamos la meta y dentro de nosotros aquella voz no se calló, aquel vacío no se llenó… es que son “nuestros” sueños y no lo que Dios soñó para nosotros.

Dios sueña con un pueblo que cree, cuando el mundo ya no consigue creer; que a pesar de todo, espera, espera que mañana será diferente; que ama, porque se descubrió amado.
Dios sueña con el día en que sus hijos no pasen hambre, ni se maten, ni se odien, porque descubrirán hermanos. El sueño de Dios es que el hombre viva el plan de amor que él construyó para tu vida.
Dios tiene sus planes para ti. Solo este plan te hará completamente feliz; de lo contrario queda una laguna, un hueco, un gran vacío dentro de nosotros.

Hoy, entrega tus planes a él y pregunta cuales son los planes de él para ti; esa pregunta no quedará sin respuestas. Él sabe cómo hacerte feliz, pues lo conoce mejor que tú mismo. Cree que lo que Él soñó para ti supera en muchos tus proyectos.

Dios es poderoso para realizar infinitamente más de lo que pedimos y hasta lo que pensamos.

Márcio Mendes
Misionero de la Comunidad Canción Nueva

Fuente: http://www.cancionnueva.com.es

Si en una encuesta mundial preguntaran ¿”Quieres ser feliz?”, es muy probable de que el 100% de los encuestados responderían que “sí”.

Pues es lógico que lo que más busca el ser humano es estar bien, vivir en alegría, no pasar hambre, ni que su país esté en guerra. Y eso es bueno, pues Dios puso en nuestro corazón un ardiente deseo de alcanzar la felicidad. Y cuando Dios nos creó, Él vio que todo estaba muy bien (Gn 1, 31).

Es el propio Dios quien, en primer lugar, quiere que nosotros seamos felices. Si Él es toda bondad, cómo podría salir un deseo negativo de Él hacia nosotros, que somos sus hijos amados?

Pero para ser realmente felices, debemos satisfacer ese deseo que Dios colocó en nuestro corazón. Y de qué manera podremos ser realmente felices, te preguntarás. La palabra nos responde: “Dios pone delante de nosotros la vida y el bien, la muerte y el mal” (Cf. Dt 30, 15).

Tranquilo, no es que Dios ponga delante de ti esos dos caminos y te deje solo sin darte más pistas ni indiacaciones. “Si escuchas los mandamientos de tu Dios, amándolo, siguiendo sus caminos y guardando sus mandamientos, preceptos y normas, vivirás y te multiplicarás. Escoge la vida, para que vivas tú y tu descendencia” (Cf. Dt 30, 16a.19b)

Nadie bebe un líquido de una botella que diga ‘veneno’. Dios no te va a decir que escojas el camino que lleve a la muerte. ¿Percibes cuánto amor Dios tiene, al decirte que escojas la vida? El mundo jamás te dará lo que Dios te dará, al contrario, te dará la muerte y el mal.

En este tiempo de Cuaresma, amemos a Dios, escuchemos su voz, estemos en comunión con Él. En ello estará nuestra vida así como la prolongación de nuestros días. Solo asi, podremos ser felices, a pesar de las dificultades propias de la vida (Cf. Dt 30, 20)

Dios te bendice

Daniel Galaz
Comunidad Canción Nueva