Luego de las Solemnidades de Pentecostés y de la Santísima Trinidad, este domingo la Iglesia celebra el Corpus Christi: el pan ya no es pan, sino cuerpo de Cristo. El vino ya no es más vino, sino sangre de Cristo.
Como Iglesia, pueblo escogido por Dios, acerquémonos al Banquete que el mismo Jesús nos tiene preparado: Jesús se entrega por amor a cada uno de nosotros, alimentando nuestro ser con su Palabra y con el Pan de Vida.
Preparémos nuestro corazón escuchando el Evangelio y un comentario del Evangelio de este Domingo.

Daniel Galaz
Comunidad Canción Nueva

Las multitudes siguieron a Jesús. Él proclamaba el Reino de Dios y sanaba a los enfermos. Pero, ya llegando al término del día, los discípulos querían que Jesús despidiera a la muchedumbre para que pudieran descansar y alimentarse. Pero Jesús les dice: “Ustedes mismos dénles de comer”. No había más que cinco panes y dos peces para unos cinco mil hombres. Y Jesús, pronunció la bendición y aconteció el milagro. Sobraron 12 cestos de los pedazos que sobraron.

 

Sin los cinco panes y dos peces, no acontece el milagro. No porque Jesús no pueda obrar, pues nada es imposible para Él, pero Él necesita de nuestra parte.

Tal vez nuestros cinco panes y dos peces sea sólo nuestro sí al Señor: el deseo de predicar, de evangelizar, de orar por los hermanos. O aún más simple, el de barrer la capilla, adornar la Iglesia, limpiar los baños, ser quien tenga las llaves de la parroquia. En esa simplicidad, Jesús actúa y multiplica tu servicio, carisma, don recibido…para alimentar a un pueblo hambriento de escuchar la Palabra de Dios.

O al revés. Te han encomendado una gran misión, y crees que no eres capaz. Incluso, puedo decirte: “no eres capaz, pero Dios te capacita”. Pues si todo lo haríamos nosotros, nosotros haríamos el milagro de la multiplicación, y no Jesús.

El mundo está hambriento, hay que saciar su hambre de Dios. Y Jesús te encomienda esa misión a ti. Confiémos que Él hará todo lo demás. Tú solo dile “sí” y verás cómo sobrarán doce canastos con pedazos de pan.

Dios te bendice,
Daniel Galaz
Comunidad Canción Nueva