“Felices los puros de corazón, porque verán a Dios” (Mt 5, 8)

Tanto dentro como fuera de la Iglesia, es común escuchar frases como: “si todos lo hacen”, “mientras haya amor, está bien”, la Iglesia tiene que adaptarse a los nuevos tiempos”, “la Iglesia no se mete en mi cama”.

No nos dejemos engañar: solo teniendo un corazón puro, podremos ver a Dios y descubrir su voluntad. Si vivimos en pecado, no podremos descubrir cuál es su voluntad para nuestra vida, puesto que viviremos cegados, en la impureza, no pudiendo ver con los ojos de Dios. Sin duda, la voluntad de Dios es que seamos felices, siendo libres y no esclavos del pecado. Si vivimos un pololeo en castidad, en pureza, podremos discernir si quien está a mi lado es o no el regalo de Dios para mi vida. No seamos tibios, no hablemos de “hacer el amor” cuando no estamos bendecidos (todavía) por el sacramento del matrimonio. “Hacer el amor” fuera del matrimonio no es hacer el amor, si no que es “fornicar”. (El pecado seduce, engaña…incluso altera nuestra forma de hablar)

Todo pololeo debe ser fruto de una buena amistad. Todo matrimonio, fruto de un excelente pololeo. Tal vez un pololeo comience sin una veradera amistad…entonces, no comenzó del todo bien. Si un matrimonio es fruto de un pololeo no santo, será muy difícil vivir un matrimonio en santidad. Lee bien:

Tu pololo debe ser tu mejor amigo – Tu polola debe ser tu mejor amiga.

Tu esposo debe ser tu mejor amigo – Tu esposa debe ser tu mejor amiga.

Si tú tienes un mejor amigo, que no es tu esposo, te has casado con la persona equivocada.

Si tú tienes un mejor amigo, que no es tu esposa, te has casado con la persona equivocada.

Permítanme poner este trozo de Eclesiastés 6, 14-17, ampliando la amistad al pololeo…

Un amigo (pololo, polola) fiel es un refugio seguro: el que lo encuentra ha encontrado un tesoro.
Un amigo (pololo, polola) fiel no tiene precio, no hay manera de estimar su valor.
Un amigo (pololo, polola) fiel es un bálsamo de vida,que encuentran los que temen al Señor.
El que teme al Señor encamina bien su amistad (pololeo), porque como es él, así también será su amigo

Ánimo, lo importante es tener un corazón deseoso de hacer la voluntad del Señor, de alcanzar la santidad. Si caemos, leventémonos, reconozcámonos pecadores, acudamos a recibir el Sacramento de la Sanación (confesión) y sigamos caminando en el Señor.

Dios te bendice.

Daniel

Hablar de castidad es ir más allá de no tener relaciones sexuales, al igual que hablar de virginidad implica el no tener relaciones sexuales antes del matrimonio.

A lo que me refiero es que cuando hablamos de castidad o de virginidad no sólo nos referimos a la pureza del cuerpo, sino que también implica pureza de mente, de espíritu y de intención.

Es decir, no podemos hablar de pureza si a través de la mente, de la vista y por todos los sentidos se han fomentado emociones, pensamientos y deseos que están muy lejos de llamarse vivencia de la castidad.

La castidad implica todo nuestro ser, es decir, cuerpo, mente y espíritu. Es la manera más plena de vivir tu sexualidad.

Es una realidad contundente que vivir la castidad no es fácil, de lo contrario, se requiere de mucha fortaleza para vencer las tentaciones e ir contra corriente en un mundo lleno de falsas ideas de felicidad y de amor. Sin embargo es posible lograrlo ya que para eso Dios nos ha regalado las facultades de la racionalidad, la voluntad, y la libertad, que nos diferencian de los animales ya que tenemos la capacidad de superar los instintos y las pasiones.

Cada vez que estés a punto de caer en la tentación recuerda que Dios te ha dotado de inteligencia, de voluntad y de libertad, por lo tanto tienes una gran responsabilidad, atrévete a aceptarla y a vivir de una manera íntegra y plena, es decir, viviendo tu sexualidad de acuerdo al plan de Dios!

Por: Nancy Escalante

Fuente: ALMAS

“Si te pide la prueba de amor, no te ama”

Se puede decir que la vida es una especie de preparatoria donde el único tema que debe aprenderse es el amor, donde las únicas calificaciones que interesan son las que se refieren a la asignatura del amor, donde la única reprobada absoluta es la de los que no aprenden a amar.

Si tu novio te pide la “prueba de amor” puedes estar segura de que se ama a él mismo, pero a ti, no te ama lo suficiente: Te quiere usar para su placer. “La persona ha de ser siempre afirmada o querida por sí misma”; nunca se le puede tratar como un medio para alcanzar placer, poder o dinero…, porque la rebajamos. En el noviazgo la entrega es espiritual, justamente porque los novios se están apenas conociendo, y no saben si sus caracteres son compatibles, si llegarán al matrimonio… por convicción.

Las relaciones sexuales crean vínculos, así lo ha establecido la naturaleza. Si un hombre y una mujer adolescentes tienen relaciones sexuales fuera del matrimonio, están creando vínculos muy fuertes, y conllevan la posibilidad de ser padres.

Los jóvenes no comprenden porqué es tan dolorosa la separación cuando han tenido relaciones sexuales. Desconocen que las relaciones sexuales son vinculantes, es decir, crean fuertes lazos, propios del matrimonio. Si ese noviazgo es limpio, el matrimonio será más sólido.

Cada ser humano es mucho más que un evento fisiológico, es más que una combinación de informaciones. Cada existencia humana entraña una novedad de ser, que no se da en las demás criaturas. Cada persona es única e irrepetible. Si comparamos al hombre y a la mujer con los demás seres, advertimos de inmediato su superioridad, por el lenguaje, la cultura y su dominio sobre las cosas.

Occidente está en peligro de muerte si el amor fracasa. Esta es la enfermedad que nos consume, porque la salud verdadera sólo reside en la persona que es capaz de amar…, y se está olvidando cómo amar. El único problema realmente importante en la vida es éste: aprender a amar. No es fácil perseguir realmente el bien del otro. Sin embargo, el ser humano es capaz de poner entre paréntesis su conveniencia cuando ha aprendido a amar.

El ser humano ha sido llamado a la vida para amar; tiene la capacidad, la tendencia y la necesidad de amar. Sin embargo, un factor poderoso actúa dentro de él que le impide amar, e incluso entender en la práctica la naturaleza verdadera del amor: el egoísmo.

La vocación fundamental de la persona humana es el amor. El hombre permanece para sí mismo un ser incomprensible si no se le revela el amor. Sólo la persona puede amar y sólo la persona puede ser amada. El amor es una exigencia ética de la persona, y es un sentimiento tan maravilloso, que se ha de guardar celosamente para que no lo robe quien no lo va a apreciar.

Ante todo el amor es cuestión de conocer y de querer; sin embargo, fácilmente se le hace depender de los sentimientos o de caricias físicas que constituyen el nivel más superficial del amor. Amar significa dar y, en la práctica, vemos que es difícil que el amor esté libre de cálculos. Amar implica sacrificarse, implica respetar a la mujer amada… Y si algunos varones no lo hacen es porque no saben amar.

Por: Rebeca Reynaud

Fuente: Almas.com.mx

El hombre no nació para vivir aislado, eso lo sabemos, inclusive aprendemos en la escuela la importancia del relacionamiento.

Podríamos decir que la amistad entre las personas se fundamenta en los encuentros de necesidades diversas y en descubrimientos conjuntos basados en la lealtad y en el compromiso.

Cuando estamos dentro de una convivencia familiar, nuestros abrazos, besos y otras manifestaciones de cariño tienen connotación fraternal. Pero en una convivencia social más amplia se vive otra dimensión en la cual continuamos siendo fraternos, pero con gente que no habíamos conocido hasta entonces.

En nuestras amistades no buscamos subyugar al otro o sacar provecho de alguna situación. Sin embargo, en la experiencia con el sexo opuesto, podemos enfrentarnos con algunas sorpresas, como por ejemplo, creer que un nuevo sentimiento, además de la amistad, puede estar aflorando.

Manifestamos nuestra lealtad por esa amistad a través de las más variadas demostraciones de cariño: abrazos, besos, llamadas telefónicas… Sin embargo ya no estaremos besando a un hermano, ni tampoco abrazando a nuestros padres. Pero, si un noviazgo empieza a partir de una amistad verdadera, ¿cómo podemos identificar si nuestro abrazo está ganando un sabor diferenciado? ¿Podrá aquel(la) amigo (a) ser un (a) futuro (a) novio (a)?.

Si realmente nos proponemos a realizar tal descubrimiento, el primer paso, el cual creo que es interesante de evaluar, sería buscar e identificar en esta persona cualidades, destreza, su sentido de responsabilidad ante los hechos, sus compromisos, etc.

Considerando la posibilidad de vivir el cambio de una amistad a un noviazgo, este será el momento propicio para invertir más todavía en la amistad, a fin de buscar propuestas para los requisitos que consideramos necesarios para nuestra felicidad.

Sin atropellos, y en la madurez que Dios desea concedernos, debemos colocarnos predispuestos a vivir ese tiempo de conocimiento recíproco y de “investigación”, sin anticipar el momento de Dios, preparándonos para vivir “la prueba del noviazgo”.

Dado Moura
Camunidad Canción Nueva

Fuente: cancionnueva.com.es

En los días de hoy, por increíble que parezca, pololear es considerado fuera de moda. “Andar” parece mucho más fácil, ¿verdad? Tal vez, ni tanto. En el “andar”, las personas se encuentran, se atraen y acaban cambiando besos o hasta algo más. Pero es importante decir que ese tipo de relación se caracteriza por la ausencia de compromiso, de límites y reglas claramente establecidas: lo que puede o no puede ser definido en el momento en que el relacionamiento acontece, de acuerdo con la voluntad de los propios “andantes”.

La duración de “andar” varía: el tiempo de un único beso, una noche entera, algunas semanas, meses. En esa situación, volver al día siguiente o buscar al otro no es deber de ninguno de los dos.

Por esa razón, ese tipo de relaciones se vuelve atrayente para muchas personas que desean apenas quedarse con el lado bueno del pololeo, sin responsabilidades o compromisos. A partir de eso, esa práctica acaba sustityuendo el pololeo; muchos jóvenes prefieren apenas cambiar algunos cariños a encarar una relación más seria. El problema es que, muchas veces, viene una carencia, un deseo de tener a alguien.

La persona que siempre “anda”, difícilmente se compromete. Llega una hora en que es natural sentir el deseo de estar con alguien con quien salir, conversar, pasar buenos y malos momentos, dar cariños y besos, en fin, tener un relacionamiento. Algunas personas, a veces, quedan con varios en la misma noche y, a veces, durante varios días.

Para reflexionar:

1. Andar es jugar a pololear

2. Andar es una práctica para ver si resulta la relación

3. Andar es suplir provisoriamente una carencia afectiva y sexual

4. Andar es quedarse solo con lo bueno, sin compromisos

5. En fin, andar no significa enamorarse ni crecer

6. Cristo hace una “alianza” con cada uno de nosotros. Él se compromete, al punto de dar la vida por nosotros.

7. Piensa que Dios tiene lo mejor para ti. Valorizarse es el camnio de la búsqueda de la verdadera felicidad.

 

“El joven no fue hecho para el placer, sino para el desafío” (Paul Marcel, filósofo cristiano francés)

Fuente: www.cancaonova.com