“Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, a que os ofrezcáis a vosotros mismos como un sacrificio vivo, santo, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual” (Rm 12, 1)
Los invito a acoger esta exhortación de San Pablo, ofreciéndonos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No necesitamos de hacer grandes holocaustos, u otro tipo de sacrificios, más bien, entregarnos nosotros mismos al Señor.
Es simple. Es entregar nuestra vida, lo que tenemos, lo que somos, nuestro presente, pasado y futuro. Nuestros pensamientos, sentimientos, nuestras obras. Que cada acción, sea una oración. Amemos al Señor con todo nuestra mente, alma, fuerzas…que nuestro corazón no esté dividio, que no haya lugar para otros dioses, sino, que nuestro corazón sea entero para Él, nuestro Rey y Señor.Bendiciones!
Daniel Galaz
Comunidad Canción Nueva