Les dejo el primero de 6 videos que fala sobre castidad, en un lenguaje claro, directo, juvenil y revelador para todos nosotros.

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Dios te bendiga!

Nadie puede ser esclavo de sí mismo

La sexualidad no es una parte aislada del ser humano, esta abarca lo síquico, corpóreo, afectivo y sexual de nuestro ser. Cuando se piensa en la sexualidad se recuerda al hombre en toda su integridad.

Por eso, cuando nos referimos a la sexualidad humana, el hombre es alcanzado en todos los niveles: genital, afectivo, síquico, espiritual. Porque la sexualidad es un componente fundamental de la personalidad humana. Integra al hombre con su Creador. Esta integridad está herida hoy en día, pues el ser humano está perdiendo la referencia,  lo que debía estar integrado se ha dividido y ha caído sólo en un aspecto: la genitalidad.

Sexualidad no es sólo genitalidad, va mucho más allá. Pero hoy el hombre sólo ha vivido y caído en la práctica equivocada de la genitalidad. Está viviendo una crisis de identidad sexual. No hay más una definición de personalidad; busca asumir otra, que  no es la que le fue dada por el Creador.

“Se hace necesario una constante y vigilante atención para evitar toda forma de reduccionismo o banalización de la sexualidad. Es, por ejemplo, más amplia que la genitalidad como elemento aislado. En primer lugar está la persona humana en su integridad. Esta no puede ser reducida a la condición de objeto, ni de simple placer, ni de consumo, ni de propiedad, ni de descarte. No puede ser/estar desvinculada de la comunidad, en la que crece tejiendo lazos de solidaridad y de compromiso, condición de humanización y de sociabilización” (Frey Nilo Agostini- Sexualidad humana).

Con todo esto, el ser humano de hoy tiene marcas profundas en su sexualidad en todos los niveles de su vida. Estamos viviendo en una sociedad enferma, donde lo que cuenta es sólo el sexo, lo genital, vivido de cualquier manera. Miremos nuestra vida, ¿qué es lo que nos ha llevado a la muerte espiritual y física? Es un mundo pornográfico, donde lo que cuenta es el sexo en muchos lugares de la sociedad.

¿Cuándo vamos a despertarnos y ver que todo esto nos ha herido profundamente, con marcas  que estamos cargando hace tanto tiempo?

El hombre no fue ni es llamado a ser instrumentalizado por su órgano genital, ni a volverse objeto de los deseos de los demás, sino que está llamado a la vida en plenitud, que solamente el Señor puede dar. Nadie puede ser esclavo de sí mismo, principalmente del sexo.

Vivimos una pasividad con las cosas que están sucediendo, que creemos que todo es normal y que todo está bien. Mientras tanto, estamos deformándonos física, espiritual y sicológicamente. No sabemos más quienes somos, perdimos nuestra referencia, nuestra identidad de hijo (a) de Dios, de hombre, de mujer. Queremos vivir una cosa que está fuera de nuestra naturaleza, de lo que Dios creó para nosotros. (Gn1, 27)

Padre Reinaldo Cazumbá
Comunidad Canción Nueva

Hablar de castidad es ir más allá de no tener relaciones sexuales, al igual que hablar de virginidad implica el no tener relaciones sexuales antes del matrimonio.

A lo que me refiero es que cuando hablamos de castidad o de virginidad no sólo nos referimos a la pureza del cuerpo, sino que también implica pureza de mente, de espíritu y de intención.

Es decir, no podemos hablar de pureza si a través de la mente, de la vista y por todos los sentidos se han fomentado emociones, pensamientos y deseos que están muy lejos de llamarse vivencia de la castidad.

La castidad implica todo nuestro ser, es decir, cuerpo, mente y espíritu. Es la manera más plena de vivir tu sexualidad.

Es una realidad contundente que vivir la castidad no es fácil, de lo contrario, se requiere de mucha fortaleza para vencer las tentaciones e ir contra corriente en un mundo lleno de falsas ideas de felicidad y de amor. Sin embargo es posible lograrlo ya que para eso Dios nos ha regalado las facultades de la racionalidad, la voluntad, y la libertad, que nos diferencian de los animales ya que tenemos la capacidad de superar los instintos y las pasiones.

Cada vez que estés a punto de caer en la tentación recuerda que Dios te ha dotado de inteligencia, de voluntad y de libertad, por lo tanto tienes una gran responsabilidad, atrévete a aceptarla y a vivir de una manera íntegra y plena, es decir, viviendo tu sexualidad de acuerdo al plan de Dios!

Por: Nancy Escalante

Fuente: ALMAS