La Generación PHN es así…

 

La Generación PHN es así…

 

Admitir la propia impotencia delante de la enfermedad es un paso fundamental para la recuperación.

Es necesario llegar a un momento de decisión en que el alcohólico diga: Voy a dejar el “primer” trago. Podemos pensar que esto es demasiado exigente y que por el contrario, lo que deberían hacer es “ir parando de a pocos”. Sin embargo, los alcohólicos mismos cuentan que todas las veces que intentaron parar de a pocos no lo lograron: fue pura ilusión. Solamente cuando se reconoce la propia impotencia delante del alcohol se pueden decidir: “No voy a tomar el primer trago” y pueden conseguir iniciar su propia recuperación.

Mi “Tío Osvaldito”, como me gustaba llamarlo, bebió casi por 30 años. Arruinó su salud, matrimonio, familia y estuvo varias veces en riesgo de muerte. Después vivió cerca de 30 años más sin beber. Más que una recuperación, fue la restauración de su vida, de su matrimonio, de sus asuntos y de su familia.

Hay una enfermedad más fatal que el alcoholismo y que precisa ser enfrentada de la misma forma: el pecado. No te sorprendas. Así como la enfermedad que porta el alcohólico es lo que lo lleva a beber, igualmente la enfermedad hereditaria, de la cual somos portadores, llamada pecado, es la que nos lleva a pecar.  Pecamos porque somos portadores de una enfermedad congénita que se llama pecado. No es una disculpa, al contrario: es necesario admitir que somos portadores y que somos impotentes delante de esta fatal enfermedad.

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Por lo tanto, es preciso que llegue el momento en que cada uno de nosotros nos decidamos: No quiero pecar más. Esta actitud nos puede parecer extraña. Pensamos “es demasiado exigente, por el contrario, no es necesario ese radicalismo: basta con saber manejarlo”.

La generación PHN es hecha por aquellos que hicieron la experiencia y saben, por los hechos, que sólo “manejar la situación” no los llevó a nada. Al contrario, admitir la propia impotencia delante del pecado y decidirse: “Yo paro acá” y digo: “¡Basta! ¡No quiero pecar más!” es lo que los llevó al inicio de su propia recuperación. ¡Dejemos la ingenuidad!. Sin una ruptura, nadie lo puede conseguir: Somos impotentes delante del pecado.

¿Cuál es tu pecado característico? ¿Aquel que más te persigue? Para el alcohólico es la bebida, para el drogadicto es la droga, para muchos es el sexo. El pecado se presenta de varias y diferentes formas. Para ti, ¿cuál es?  Es a ese pecado característico que tú necesitas decir NO. Un “basta” decidido. Se necesita de una ruptura.

Nuestra excusa siempre es la misma: “Yo soy débil, no lo voy a conseguir. Ya lo intenté muchas veces y nunca lo logré”. Justamente por eso se requiere de una ruptura. ¡Vamos! di ¡basta!, da un “No” decidido. Justamente por nuestra debilidad y por el hecho de haberlo intentado muchas veces y fracasado, necesitamos proclamar cada día: Por hoy NO… Por hoy no voy a pecar más.

Pensar en no pecar nunca más nos da mucha inseguridad: “No lo voy a lograr”. Pero por un día, solo por el espacio de un día, se presenta más posible y nos da coraje.

Fue por eso que la generación PHN decidió: ¡Por hoy No! Por hoy no voy a pecar más! Mañana será otro día. Mañana, diré de nuevo: “Por hoy NO”. Va a ser más fácil: “Por hoy, solo por hoy, no voy a pecar. Cuando llegue el mañana, comenzaré todo de nuevo”.

La pregunta es esta: “¿y si peco? ¿Qué hago?” .Entonces, te arrepientes, te confiesas y comienzas todo de nuevo. Esta es lo bello del método PHN: estamos siempre recomenzando. Cada día comenzamos todo de nuevo.

PHN no es solo las siglas del Por Hoy No. Es un camino maravilloso de santificación.

Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva Trecho del Libro “Generación PHN”

 

Comunidad Canción Nueva – Paraguay

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