La Solemnidad de Santa María, Madre de Dios y la Epifanía del Señor
Las primeras semanas de enero están marcadas por dos grandes celebraciones en el calendario litúrgico cristiano: la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, y la Epifanía del Señor, también conocida como el Día de Reyes. Estas festividades, ricas en significado espiritual, nos invitan a reflexionar sobre la maternidad divina de María y la manifestación de Jesucristo como Salvador de todas las naciones.
La Solemnidad de Santa María, Madre de Dios
Celebrada el 1 de enero, la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, es una de las fiestas marianas más importantes. Esta celebración resalta el papel de María en el plan de salvación, reconociéndola como la Madre de Dios y recordando su aceptación del mensaje divino con humildad y fe.
La proclamación de María como Theotokos (Madre de Dios) fue afirmada en el Concilio de Éfeso en el año 431.
Esta verdad teológica subraya que Jesús es verdaderamente Dios y verdaderamente hombre desde el momento de su concepción. María, al aceptar ser la madre de Jesús, se convierte en la primera en participar en el misterio de la Encarnación.
Además de ser el primer día del año civil, es un día de profunda reflexión espiritual. Los cristianos comienzan el año invocando la protección y el ejemplo de María. Las parroquias celebran misas solemnes y los fieles rezan el Santo Rosario, pidiendo a María que interceda por ellos y los guíe a través del nuevo año.
La Epifanía del Señor (Día de Reyes)
La Epifanía del Señor, celebrada el 6 de enero, conmemora la manifestación de Jesús al mundo. Esta festividad recuerda la visita de los Reyes Magos al Niño Jesús, simbolizando la revelación de Cristo a las naciones gentiles.
La palabra “Epifanía” proviene del griego “epipháneia”, que significa manifestación o aparición. Según el Evangelio de Mateo, los Reyes Magos (Melchor, Gaspar y Baltasar) siguieron una estrella hasta Belén, donde ofrecieron regalos de oro, incienso y mirra al Niño Jesús. Estos regalos representan la realeza, la divinidad y el sufrimiento de Cristo, respectivamente.
El Día de Reyes es una de las celebraciones más esperadas en muchos países, especialmente en América Latina y España. La víspera, el 5 de enero, se realizan desfiles y cabalgatas donde los Reyes Magos distribuyen dulces y regalos a los niños.
El 6 de enero, las familias se reúnen para compartir la tradicional “Rosca de Reyes”, un pan dulce con frutos secos que oculta una figurita del Niño Jesús en su interior. Quien encuentra la figurita es bendecido con buena fortuna y tiene la responsabilidad de organizar la fiesta de la Candelaria el 2 de febrero.
En las iglesias, la Epifanía se celebra con misas solemnes que destacan la universalidad del mensaje cristiano. La liturgia incluye lecturas bíblicas que narran la visita de los Reyes Magos y su adoración al Niño Jesús. Es un momento para recordar que la salvación traída por Cristo es para todos los pueblos y naciones.
Las celebraciones de la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, y la Epifanía del Señor nos invitan a comenzar el año con gratitud, esperanza y un renovado compromiso con nuestra fe. María, con su “sí” incondicional, y los Reyes Magos, con su búsqueda incansable, nos muestran el camino hacia Jesús, quien es la luz verdadera que ilumina a toda la humanidad.
A medida que celebramos estas festividades, recordemos su profundo significado espiritual y permitamos que guíen nuestras acciones y decisiones a lo largo del nuevo año.
Que la protección maternal de María y la revelación gloriosa de Cristo nos fortalezcan y nos llenen de paz y alegría.
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