Novena a San Miguel Arcángel - séptimo día

Oración a San Miguel Arcángel por la paz

Pedir paz en el mundo y en nuestras vidas

Señal de la Santa Cruz: “En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén

Acto de Contrición

Altísimo Señor y Dios eterno, uno en esencia y trino en personas, yo el más indigno, miserable y delincuente pecador, postrado ante vuestra divina y adorable Presencia, y la de todos los angélicos espíritus celestiales, Santos y Santas de la Corte del Cielo, y justos de la tierra, confieso, mi Señor y mi Dios, que os he ofendido un sinnúmero de veces.

Mereciendo por tan graves y enormes ofensas los más terribles y justos castigos, como los que han sentido y sentirán eternamente en el Infierno el soberbio Lucifer y sus secuaces, en cuya infeliz compañía, mucho tiempo ha que estaría yo padeciendo, a no haber mediado vuestra infinita piedad y misericordia, que no ha permitido que yo me pierda eternamente, sino que aún me esperáis para que arrepentido de tanta culpa y ofensa como ingratitudes he cometido contra Vos mi Dios, al fin las llore y haga por ellas la necesaria e indispensable penitencia.

Y esta es, Señor, la que prometo hacer desde ahora, pidiéndoos como os pido de todo mi corazón me perdonéis todas mis culpas, delitos y pecados, pues de todos ellos me arrepiento, los detesto y aborrezco; y os doy palabra de no volver a ofenderos.

Perdóname, Señor, pues de verdad me pesa el haberos ofendido, y aquí me estaré, mi Dios, postrado ante vuestra divina Presencia, hasta que compadecido de mí os dignéis concederme por los méritos de la Pasión y muerte de vuestro divino Hijo mi Señor Jesucristo, también por los de su santísima Madre María, y por los ruegos de vuestro Arcángel San Miguel, el perdón de todos mis pecados, con vuestra amistad y gracia, para serviros y amaros fielmente hasta el fin de mi vida. Amén.

Oración inicial 

Glorioso y humildísimo Arcángel San Miguel,Príncipe supremo de las milicias de los ángeles, poderosísimo protector del Catolicismo, celosísimo defensor y fiel custodio de la Santa Iglesia Católica, enemigo poderoso de la herejía, abogado de las almas fieles para presentarlas ante el divino tribunal, Ángel enviado de Dios para significar los misterios contenidos en su divina voz y santa palabra, compañero perpetuo de los Santos Arcángeles:

Os suplico humildemente seáis nuestro intercesor para que vuestros devotos que os tributamos este humilde obsequio, consigamos por vuestra poderosa intercesión los bienes espirituales y corporales que os pedimos en esta novena, si ha de ser para mayor honra y gloria de Dios y salvación de nuestras almas. Amén.

Oraciones para cada día  – Septiembre 26

Dios y Señor de los Tronos, en quienes descansáis como en el Trono de vuestra gloria, yo os ofrezco los méritos de estos altísimos servidores y los de vuestro Arcángel San Miguel, quien después de cuidar en esta vida de las almas cristianas y humildes, él es quien las conduce y presenta ante el Tribunal divino.

Cuando salen de sus cuerpos, el Santo Arcángel expone en su favor, los méritos que adquirieron por las buenas obras que practicaron mientras permanecieron en este mundo hasta declararse su fiel intercesor y abogado, librándolas de las penas terribles merecidas por sus pecados e intercediendo por ellas a la divina Justicia.

Yo os suplico, mi Dios y Señor, concedáis que en esta vida tenga tanta devoción a este sagrado Arcángel, que por la imitación de sus virtudes, principalmente de su humildad, celo de la gloria de Dios y salvación de las almas, logre el que sea mi abogado, cuando mi pobre alma sea presentada en el Tribunal del Justo Juez.

Y vos, glorioso Arcángel San Miguel, Príncipe de los ejércitos de nuestro Dios, defiende a la Santa Iglesia Católica y a todos sus hijos, del contagio de la revolución, que anda en todo el mundo propagando todos los errores y herejías en contra de la luz del Evangelio.

Os suplico en esta novena que aumentéis nuestra fe y nos libréis de todos los asaltos de nuestros enemigos que nos rodean en esta vida, para que no perezcamos en el Juicio tremendo; y nos concedáis honrar vuestro santo Nombre, por los méritos de vuestro Santo Arcángel y los demás espíritus bienaventurados, con lo demás que os pedimos en esta novena, si es para mayor gloria de Dios y bien de nuestras almas. Amén.

3 Padrenuestros

3 Avemarías en honor a San Miguel Arcángel.

Oración a la Santísima Virgen María

Oh Purísima e Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, Soberana Reina de los Ángeles y de los hombres, a vuestros sagrados pies se postra también este tan abominable e inmundo pecador que por la gravedad de mis culpas no merezco llegar a ver el rostro de vuestro divino hijo mi Señor Jesucristo, ni tampoco el vuestro.

¡Oh Emperatriz de los cielos y tierra! acordaos que sois el refugio de los pecadores, la esperanza de los que en Vos confían, y la luz que alumbra las conciencias para hacer buena confesión de todos los pecados: haced, Señora, que tanto en mí como en mis prójimos no se malogre el fruto preciosísimo de la Pasión y Muerte de vuestro Hijo Jesucristo, mi Señor y Dios.

Esta gracia os la pido, por los dolores de vuestro corazón, y por los merecimientos de vuestro fiel siervo el Príncipe San Miguel.

También os suplicamos que miréis se conserve la paz entre todos los cristianos, para la exaltación de nuestra fe Católica y conversión de los pecadores a verdadera penitencia.

Protejed al soberano pontífice, Vicario de Cristo en la tierra y a todos los miembros de la Santa Iglesia, y pues ella os elogia diciendo «Regocíjate, Virgen María, pues tú sola has dado muerte a todas las herejías en el mundo entero», exterminadlas todas.

¡Oh Reina poderosísima!, y no permitáis que ninguna de ellas, ni la que actualmente nos inquieta, de ningún modo prevalezcan: para que logrando vivir y morir en aquella Fe santa y católica religión que en el sagrado Bautismo profesamos, y llegando todos al conocimiento de Jesucristo, podamos guardar la ley de Dios y ser felices eternamente en la gloria en compañía vuestra y de todos los santos. Amén.

Gozos de la Novena a San Miguel Arcángel

Pues lleváis la voz de Dios
Como el ministro más fiel,
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».

Sois el Príncipe Miguel,
Que cual valiente adalid
Venciste en gloriosa lid
Al arrogante Luzbel:
Y pues triunfaste de él
Con sólo el nombre de Dios:
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».

Sois el ministro más fiel,
Protector del Cristianismo,
Que os encargó el Altísimo
Que cuidáseis siempre de él:
Y del mundo y de Luzbel
Le defendéis con tu voz:
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».

Sois celoso defensor,
De la Iglesia fiel custodio,
Defendiéndola del odio
Del demonio engañador,
Y pues todo ese valor
Debéis al nombre de Dios.
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».

Sois especial enemigo
De todo error y herejía,
Pues ni de noche ni de día
Jamás podrá hallar abrigo,
Y pues Dios le vence contigo
Y vos con la voz de Dios.
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».

Sois de la fe el oráculo,
La que nunca podrá caer,
Por más que haga Lucifer
Desde su último habitáculo;
Y pues es débil obstáculo
Para no seguir tu voz.
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».

Sois abogado piadoso
De todas las almas fieles,
Proveyéndolas de bienes
Ante el Juez justo y celoso,
Y pues que sois tan poderoso
Como lo es también tu voz.
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».

Sois el Ángel enviado
A Juan Evangelista, siervo de Dios,
Para darle vos, la Voz
De profeta que ha anunciado:
«Y pues bienaventurado
El que oye la voz de Dios».
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».

Sois el Príncipe armado
Con las armas de la Cruz,
Armas de Cristo Jesús,
Con las que nos han signado,
Y con ellas siempre has triunfado
A honor y gloria de Dios.
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».

Al fin que sois compañero
De las otras seis lumbreras
Que arden en sus esferas,
Y sois de ellas el primero,
Que del Dios verdadero
Es el trono que nos dais vos.
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?».

Pues lleváis la voz de Dios
Como el ministro más fiel,
Tu voz seguimos, Miguel,
Diciendo «¿Quién como Dios?»

Antífona de la Novena a San Miguel Arcángel

Príncipe gloriosísimo San Miguel Arcángel, acuérdate de nosotros, y aquí y en cualquier parte ruega por nosotros al Hijo de Dios.
En presencia de los Ángeles te alabaré, Dios mío.

Te adoraré en tu santo Templo, y confesaré tu santo Nombre.

Oración

Oh Dios, que con admirable orden dispones los ministerios de los Ángeles y de los hombres, concédenos benigno que nos amparen en la tierra mientras vivimos, aquellos que nunca cesan de servirte oficiosos en el Cielo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Preces ordenadas por el papa León XIII (para 300 días de Indulgencia)

¡Oh Dios, nuestro refugio y fortaleza! Mira propicio al pueblo que a Ti clama; y por la intercesión de la gloriosa e inmaculada siempre Virgen María, Madre de Dios, de San José, su esposo, y de tus santos Apóstoles Pedro y Pablo, y de todos los Santos, escucha misericordioso y benigno las suplicas que te dirigimos pidiéndote la conversión de los pecadores, la exaltación y libertad de la Santa Madre Iglesia. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la pelea, y sé nuestro amparo contra la maldad y las asechanzas del demonio. Reprímale Dios, como rendidamente te lo suplicamos, y tú, Príncipe de la milicia celestial, armado del poder divino, precipita al Infierno a Satanás y a todos los espíritus malignos que para perdición de las almas andan dispersos por el mundo. Amén.

En el nombre del Padre , y del Hijo , y del Espíritu Santo . Amén

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