Devocional: Profecía del Avivamiento 19º dia

cancaonovaComenzamos nuestra experiencia en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra. Oración: Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Pedimos Señor que esta Palabra se vuelva viva y eficaz en nuestra vida, y no vuelva al Señor sin haber producido en nosotros el efecto.

Palabra: Mateo 11, 12

“Desde que vino Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos es objeto de violencia y los violentos pretenden arrebatarlo”.

Juan Bautista es una figura destacada en la historia de la salvación; primo de Jesús, recibió la misión de ser precursor, aquel que prepararía la venida del Mesías. Jesús dice que de mujer no nació ninguno mayor que Juan, pero que el menor en el Reino de los Cielos es mayor que él. Por la expectativa de la venida del Mesías esperado por Israel, vivió una experiencia muy fuerte de penitencia y austeridad. Vivía en el desierto como misión recibida de Dios, es decir, se tomó en serio todo lo que el Señor Dios le había propuesto. Y en este versículo recién citado, Jesús habla de esta violencia vivida y experimentada por Juan el Bautista. ¿Qué tipo de violencia es esta? Es exactamente la de la decisión de vivir una vida austera, radical, de penitencia y conversión. La Iglesia siempre nos ha enseñado la ascesis, la vida de penitencia.

Todos los viernes la Iglesia nos invita al arrepentimiento y a la penitencia, muchos se proponen vivir el ayuno, hacer penitencia en este día. Nuestra Madre en Medjourge invita a los fieles a ayunar los miércoles y los viernes. En Cançao Nova, Mons. Jonas Abib nos propone esos dos días de ayuno y penitencia, siguiendo el consejo de Nuestra Madre. Necesitamos volver a las penitencias y al ayuno, los cuales han sido olvidados y abandonados por muchos de nosotros. Creo que estamos viviendo en un tiempo para retomar estas actitudes, porque Dios quiere hacer de este tiempo, un tiempo nuevo en nuestra vida. Debemos tener el coraje de retomar la penitencia, como también, el empeño de vivir una vida austera, vivir con lo necesario, sin excesos. Pero necesitamos también ser violentos en la oración, es decir, ser decididos; disponiéndonos a rezar más, con más tiempo y más calidad, con la disposición de asumir una vida intensa y perseverante de oración. Esa violencia debe evidenciarse en nuestra decisión de un seguimiento radical de Jesús y Su Evangelio.

Radicalidad en la actitud de amar, de perdonar, de compartir, en una decisión consciente y madura de vivir la libertad en el Espíritu, no estando presos ni encadenados a nada ni a nadie. Cuántos esclavos sentimentales en nuestro alrededor, que viven una co-dependencia afectiva; incluso a veces somos nosotros los causantes de esta realidad y atamos afectivamente a las personas a nosotros. Cuánta explotación en medio de nosotros. Tenemos que ser violentos en la decisión de no explotar a las personas de buen corazón que se nos acercan; radicalidad en no estar alimentando amistades por interés. Necesitamos ser capaces de expulsar de nuestro medio y de nuestras conversaciones el cotilleo y la murmuración, la visión negativa que nos impide reconocer las cosas buenas en la Iglesia y en la vida de tantas personas que conviven con nosotros y profesan la fe. Cuánto orgullo hay en nuestro alrededor. Juan Bautista es modelo de autoridad, de originalidad en la fe. Necesitamos vivir la castidad según el corazón de Jesús, buscando la pureza en todos nuestros actos, conversaciones, bromas y pensamientos. Tal vez hasta estás pensando que estoy exagerando, pero estoy intentando explicarte aquello que Jesús dijo: Desde que vino Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos es objeto de violencia y los violentos pretenden arrebatarlo. Lo que hago es una propuesta, no una imposición y nadie más que tú, por la luz del Espíritu Santo, sabe dónde tiene que usar la violencia para ser más de Dios. Que el Señor Jesús te inspire.

Mortificación: Que hoy sea un día de ayuno y penitencia en tu vida, que sea un día para retomar la decisión por la austeridad propuesta por Jesús y por la Iglesia.

Oración y clamor: Jesús, Juan Bautista es siempre una inspiración para mí. Su austeridad es señal, es luz, es inspiración para mi vida y para mis actitudes. Austeridad y humildad son los distintivos de este profeta, de este hombre de fe. Quiero como él, Señor, vivir la radicalidad, la decisión de dejar todo aquello que sobra, para vivir en la libertad del Espíritu. Renuncio a los apegos que tengo a los bienes materiales, al dinero, a las personas, y al poder. Es por la fuerza de Tu Santo Nombre, Jesús, que tomo esta decisión. Quiero pedir al Espíritu Santo la gracia de no vivir ningún tipo de dependencia, ya sea hacia cosas o hacia personas. Quiero ser libre en mis afectos, no quiero alimentar en mi corazón ninguna realidad de co-dependencia afectiva, quiero ser libre como Juan Bautista para seguirte y servirte.

Consagro mi afectividad y mi sexualidad al Señor, pues deseo vivir la pureza y la castidad. Libérame de la tendencia que tengo de aproximarme a las personas por interés, sea material o afectivo. Te pido Señor que todas mis relaciones estén marcadas por la pureza y por el desinterés. Concédeme la gracia de ser fiel, como Juan fue fiel a la misión que recibió del Padre. Quiero ser violento en la oración, en la radicalidad de vida que necesito vivir por el llamado que el Señor me hace. Quiero vivir la santidad en vista de Tu segunda y definitiva venida, sé que el Señor vendrá, y necesita encontrarme preparado. Quiero vivir esa radicalidad, en la esperanza del cumplimiento de la profecía del avivamiento en mi vida y en la nación brasileña. Libérame de toda tendencia que tengo de vivir en la pereza espiritual, de toda permisividad, no quiero vivir bajo el yugo del relativismo moral y espiritual, sino que deseo desde el fondo de mi corazón vivir una propuesta de una vida decidida en Tu seguimiento, Jesús. Quiero honrarte con mi vida, quiero vivir para Ti, mi Señor y mi Dios. Amén.

(Deja ahora libremente que el Espíritu Santo te lleve a una experiencia de un gran clamor y de toda la revelación que Él tiene para tu vida).

Traducción al portugués

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