Comenzamos nuestra experiencia en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra. Oración: Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Pedimos Señor que esta Palabra se vuelva viva y eficaz en nuestra vida, y no vuelva al Señor sin haber producido en nosotros el efecto.
Palabra: Ageo 2, 9
“El esplendor de esta casa será mayor que el de la primera, dice el Señor de los ejércitos, y en este lugar yo daré la paz – oráculo del Señor de los ejércitos”.
Este texto refleja la revelación sobre el nuevo templo, sobre el gran esplendor que expresaría para todo ese pueblo que tenía en él un lugar de la manifestación de la gloria de Dios. Hay una promesa maravillosa: “es en este lugar donde concederé la paz”. Lo más importante para nosotros los cristianos es entender que Jesús es el “Nuevo Templo” y que Su resurrección es esplendorosa y mucho mayor de todo lo que haya podido existir y que la promesa hecha sobre el nuevo templo en aquel tiempo se actualiza en la persona de Nuestro Señor Jesucristo, es decir, la promesa de la paz. En Él experimentamos la felicidad completa, pues la “alegría del Señor es nuestra fuerza”.
Pero podemos considerar también esta profecía como una invitación a abrirnos a una nueva experiencia con Dios y con Su Espíritu Santo y partiendo de la certeza de que toda nueva experiencia puede ser mayor que la primera. Debemos tener humildad para reconocer que no somos nada ante Aquel que lo es todo, y principalmente asumir que todo lo que experimentamos hasta ahora no se compara con lo que el Señor quiere realizar en nuestra vida. Dios no repite, hace todo nuevo, y quiere realizar esto en mi vida y en la tuya. Creo que el esplendor de la nueva experiencia con Dios será aún mayor, creo que si nos abrimos a una nueva experiencia con el Espíritu Santo será mayor de lo que fue la primera vez e invadirá todos los rincones de la faz de la tierra, llegará a todas las instancias de la Iglesia, será como una ola o un tsunami y purificará los corazones y las estructuras, en vista de la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo.
Tocaremos milagros, curaciones, señales y prodigios. Viviremos la experiencia carismática en toda la faz de la tierra y lo sobrenatural de Dios será natural en medio de nosotros. Estemos abiertos a la novedad que el Señor tiene para cada uno de nosotros, sustentemos la visión. Pues “el esplendor de esta casa será mayor que el de la antigua”.
Mortificación: Pedir al Señor durante todo este día una nueva conversión y, principalmente, asumir el señorío de Cristo en la vida y en todo lo que hagas. Abrirse a lo nuevo que Dios tiene preparado para realizar.
Oración y clamor: Mi Dios, el pueblo que recibió la profecía de Ageo era muy apegado al significado del templo y la promesa que les hiciste fue exactamente la de un esplendor mayor del esplendor del primer templo. Sin embargo, Señor Dios, Tu esplendor es mayor que cualquier otro, Tu resurrección y Tu salvación es más esplendorosa que cualquier estructura construida por manos humanas, por más que exprese la dignidad y la gloria del Señor. Quiero abrirme a una nueva experiencia contigo Jesús, a una nueva conversión, pues sé que será más esplendorosa que la primera experiencia que tuve. Quiero ser bautizado con el Espíritu Santo de nuevo, pues tengo plena convicción de que será una gloria y una experiencia mucho mayor que la primera. Será esplendorosa. Heme aquí, mi Señor y mi Dios, haz todo nuevo en mi vida, que el esplendor de la segunda casa sea mayor que el de la antigua, y que pueda experimentar la paz que prometiste. Sé también que existe una profecía para un avivamiento, en la que veremos la acción del Espíritu Santo de una manera esplendorosa, una segunda ola, mayor y más fuerte que la primera. Quiero hacer parte de este sueño, de esta promesa; quiero ver cumplirse esta promesa en el tiempo presente. Me abro a la acción de Tu Santo Espíritu en mi vida espiritual en primer lugar, pidiendo que ese avivamiento suceda en mí.
Quiero ver también Tu poder actuando en la faz de la tierra. Puedes comenzar en mi grupo, en mi ministerio, en mi ciudad, en mi diócesis, en mi nación. Que el esplendor de esta nueva experiencia sea mayor que el de la primera. Alcanza con Tu poder toda la Iglesia, todos los movimientos y pastorales, todas las Órdenes, Congregaciones e Institutos, trae el avivamiento a las Nuevas Comunidades, alcanza las Conferencias Episcopales, al Clero, a los seminarios y a todos los líderes de nuestra Iglesia. Te pido Espíritu Santo por el Santo Padre el Papa, por la Curia Romana, por el Colegio de Cardenales, por los obispos del mundo entero. Sacude las estructuras de la Iglesia con el poder de esto nuevo que traes, pues nadie puede impedir que el esplendor de este nuevo tiempo, de este avivamiento, suceda. Haz todo nuevo Espíritu Santo de Dios. Así sea. Amén. Aleluya.
(Deja ahora libremente que el Espíritu Santo te lleve a una experiencia de un gran clamor y de toda la revelación que Él tiene para tu vida).