Comenzamos nuestra experiencia en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra. Oración: Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Pedimos Señor que esta Palabra se vuelva viva y eficaz en nuestra vida, y no vuelva al Señor sin haber producido en nosotros el efecto.
Palabra: Salmo 2, 8
“Pídeme y te daré las naciones como herencia, y como propiedad, los confines de la tierra”.
Esta es la invitación que el Señor nos hace: que tengamos el coraje de pedir las naciones. Todas las naciones pertenecen al Señor, sin embargo, nuestro enemigo ha ocupado un espacio dentro de la libertad que el hombre mismo le ha dado, y lo que realmente hemos visto es un crecimiento de la violencia, corrupción, todos tipo de maldades que llegan a nuestro conocimiento por medio de los medios, las catástrofes, el hombre colocándose en el lugar de Dios y aprobando leyes que son totalmente contrarias al proyecto de Dios, contra la vida, contra la familia. Son tantos escándalos en nuestro medio. El Señor quiere renovar la faz de la tierra y espera de nosotros clamor, sumisión, rendición, penitencia, quebrantamiento y disposición de oración. Lo que Él nos indica por medio del salmista es que pidamos y Él nos dará las naciones por herencia.
No podemos perder tiempo, pues está por suceder algo grandioso por parte de Dios, algo que tendrá proporciones mundiales, pero aun así, debemos estar preparados en nuestro lugar y principalmente debemos tener el coraje de osar en la oración y pedir las naciones. No pidamos poco, pidamos las naciones, todos los pueblos de la tierra, rendidos al Señor Dios, viviendo en constante estado de avivamiento. Los estadios se quedarán pequeños para albergar a tantos adoradores, multitudes se reunirán en las Iglesias, en las calles para escuchar la Palabra, miles de conversiones, curaciones, liberaciones, sucederán cosas extraordinarias. Clamemos al cielo por esto nuevo que quiere realizar Dios, por ese avivamiento, pidamos las naciones por herencia, no pidamos poco, tengamos pasión por las almas, oremos por los perdidos, por la conversión de los pecadores. Sólo Dios puede cambiar el rumbo de la historia.
Tengamos el coraje de pedir las naciones, pero tengamos también la osadía de ir y anunciar a Jesús y lo nuevo que el Espíritu Santo quiere realizar a todos los que el Señor nos envíe. Pidamos ese coraje y esa osadía al Espíritu Santo y dejemos que Él nos conduzca. Dios nos da las naciones, debemos ir a ellas y anunciar el Evangelio. Sea personalmente, sea colocando los dones que nos fueron dados por el Espíritu al servicio, sea en las redes sociales. Tenemos libertad para pedir, tenemos libertad para actuar, pero depende de nosotros. Dios espera que seamos atrevidos, intrépidos, llenos de parresia. Y nosotros, ¿será que realmente queremos?
Mortificación: Ayunar y orar en este día por la conversión de todos los pueblos, pidiendo por herencia las naciones. Salir a evangelizar, usar las redes sociales para anunciar a Jesucristo y el poder del Espíritu Santo.
Oración y clamor: Señor, este es Tu llamado para mí y lo acojo y lo asumo; ser un intercesor de las naciones, para el cumplimiento de la profecía del avivamiento. Sé lo pequeño que soy para algo tan grande, pero sé que Tú eres mayor que yo, mayor que todo. Quiero colocarme en este estado constante de intercesión y quiero pedirte las naciones por herencia. Sé que quieres renovar la faz de la tierra y quiero ver Tu poder actuando en todas las naciones.
Por eso te pido, visita la faz de la tierra con el poder de Tu Espíritu Santo, transforma a los poderosos de este mundo, alcanza los parlamentos, las cámaras, los senados, y cambia el corazón de aquellos que legislan, que comience a crecer en medio de ellos el santo temor y se conviertan a Ti. Visita con la fuerza de Tu Espíritu a los que están perdidos en la prostitución, a los que están atados a vicios, a los que están seducidos por el poder, a aquellos que se alejaron del Señor y se perdieron por el camino.
Levanta a los profetas que cayeron, a los ministros que salieron de Tu presencia y que están traicionando el llamado que un día el Señor les hizo, visita a los líderes y haz que suceda un avivamiento. Creo que existe un proyecto y quiero hacer parte de él, ese proyecto es de renovación espiritual, de avivamiento, de transformación. No tengo duda Señor que antes de Tu segunda venida, ese derramamiento de Tu Espíritu vendrá como nunca antes sobre la faz de la tierra y seremos fortalecidos para si fuera necesario, derramar nuestra propia sangre por amor a Ti y a la Iglesia. Quiero las naciones por herencia. Heme aquí, me coloco en Tu presencia, úsame, llévame a los perdidos, llévame a las naciones para anunciar Tu amor y Tu Señorío. Que use todos los medios que el Señor me ha dado para testimoniar quien eres Tú y para anunciar al mundo que Jesús es nuestro Salvador. Amén. Aleluya.
(Deja ahora libremente que el Espíritu Santo te lleve a una experiencia de un gran clamor y de toda la revelación que Él tiene para tu vida).