Comenzamos nuestra experiencia en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra. Oración: Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Pedimos Señor que esta Palabra se vuelva viva y eficaz en nuestra vida, y no vuelva al Señor sin haber producido en nosotros el efecto.
Palabra: Lucas 7, 30
“En cambio los fariseos y los doctores de la ley rechazaron el designio de Dios para ellos, negándose a que Juan los bautizara”.
Este versículo del Evangelio debe hacernos ver algo de suma importancia: podemos despreciar como esos fariseos y doctores de la Ley los planes de Dios para nosotros. Entendamos lo siguiente: ellos conocían la Ley y la Palabra, sin embargo, habían creado un mesías según sus ideas y no según el corazón de Dios. Era un mesías ídolo y no el Mesías pensado y deseado por el Padre. El desprecio por el plan de Dios fue tan grande que fueron capaces de matar crucificado al Mesías Jesús. Debemos cuidarnos, pues podemos hacer lo mismo, es decir, proyectar en nuestra cabeza un falso dios y pensar que estamos adorando al Dios Verdadero y Santo y sin embargo estar adorando a un ídolo creado por nuestra cabeza humana.
A medida que ese Dios cabe en nuestra cabeza, deja de ser Dios y pasa a ser un ídolo. No podemos pretender conocer todo de Dios, experimentar todo lo que Él tiene para nosotros y muchas veces no lo entenderemos en ciertas situaciones en las que Él no interviene, no cambia las circunstancias, no actúa como esperamos que actúe, exigiéndole que actúe como actuaría el diosito creado por nuestra cabecita. La confianza en Dios requiere estar mucho más allá de lo que Él hace o deja de hacer, debe estar en el Dios que sabe lo que es mejor para Su pueblo. No dudes, no cuestiones a Dios, no te rebeles cuando Él no hace lo que quieres que haga, sino aprende a someterte a la grandeza, omnipotencia, omnisciencia de ese Dios que todo sabe y puede y que tiene lo mejor para cada uno de nosotros.
Él conquistó para nosotros el cielo. El Padre envió a Su Hijo Jesús para salvar a estos fariseos y doctores, pero ellos no lo acogieron, querían solamente un Mesías político que los librase de la opresión del Imperio Romano, querían un Mesías que no los retirase de esa religiosidad infecunda en la que vivían, o que no les incomodase en aquello que se aprovechaban de los beneficios de la religión: status social, respeto y retorno financiero.
Así, despreciaron los planes de Dios para ellos. Miremos para nuestra vida, y tengamos el coraje de abandonar todo aquello que puede colocarnos en la misma condición de desprecio de los planes de Dios para nosotros. Estemos atentos, pues Él quiere sacarnos de la comodidad, de la esterilidad espiritual, de todo aquello que no nos edifica sino que nos aleja del Señor. Ellos rechazaron el bautismo de Juan, nosotros podemos rechazar el bautismo de Jesús y Su Salvación. Seamos vigilantes, tengamos el coraje de someternos al Señor y a Su voluntad, pues de esta manera conseguiremos acoger los planes de Dios a nuestro respeto.
Mortificación: Someter nuestros planes, proyectos y sueños a Dios en oración y decirle que sólo quieres realizar Sus planes y proyectos y vivir los sueños que Él soñó para ti.
Oración y clamor: Señor, confieso no ser valiente en tomar conciencia de que puedo estar despreciando Tus planes para mí. Sin embargo ahora me doy cuenta de que quiero permanecer en un constante estado de vigilancia, pues del fondo de mi corazón quiero decirte que deseo vivir Tu planes. Algo que puede alejarme de Tus planes es la tendencia que tengo de querer hacer mi voluntad y no la Tuya. Ahora quiero renunciar a mi voluntad para hacer Tu voluntad, quiero colocarme a Tus pies, postrado en adoración y reconocer que soy de Dios, el Padre Todopoderoso, y que tienes lo mejor para mí, para mi vida, para mi familia. Esto me ayuda a ser consciente de Tu Santa voluntad.
Quiero decirte Señor que se haga Tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo. No dejes que me desvíe de Tus caminos, no permitas que rechace y frustre Tus planes, quiero corresponder siempre con ese amor condicional y fiel, acogiendo todo aquello que tienes para mí. Asumo mi condición de bautizado y quiero vivir como tal, soy hijo amado de Dios. Cuando no entienda, voy a confiar, cuando estuviera todo oscuro y la tentación me llame, voy a seguir en Tu luz, quiero vivir y acoger todo aquello que tienes para mí.
Sólo quiero una cosa, acoger los planes del Señor para mí. Ayúdame Espíritu Santo en este camino exigente, quiero ser fiel con la gracia de Tu poder y comprender que no conseguiré entender todo, pero que por medio de la fe, seguiré al frente porque el Señor tiene reservado lo mejor para mí, incluso aunque las circunstancias del momento presente me lleve a no creer, hago mi confesión de fe: creo y quiero ser fiel hasta el fin. Muchas gracias, Señor, por darme una nueva oportunidad, muchas gracias por tanto amor y misericordia. No voy a desistir, Señor, voy a estar siempre a Tu lado. Amén. Aleluya.
(Deja ahora libremente que el Espíritu Santo te lleve a una experiencia de un gran clamor y de toda la revelación que Él tiene para tu vida).