Comenzamos nuestra experiencia en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra. Oración: Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Pedimos Señor que esta Palabra se vuelva viva y eficaz en nuestra vida, y no vuelva al Señor sin haber producido en nosotros el efecto.
Palabra: Romanos 16, 20
“El Dios de la paz aplastará a Satanás bajo vuestros pies en breve, dándoos la victoria sobre él”.
Esta promesa que Pablo hace a los Romanos es espectacular. Debemos darnos cuenta de que también es una promesa dirigida a cada uno de nosotros para fortalecernos ante los desafíos y luchas que vivimos, ante el combate espiritual. A veces nos angustiamos al ver el avance del mal en tantas cuestiones que afectan a la sociedad, a la familia, a las leyes y a tantos otros aspectos, pero aun así somos conscientes de que el enemigo sabe que le queda poco tiempo y que por eso quiere hacer ruido, quiere dar el espectáculo y convencernos de que tiene poder sobre todo y de que todo está dominado por él. Aun así, el diablo sólo tiene el poder que nosotros le damos.
Nunca te olvides de que él ya fue derrotado en la cruz y en el día final será sometido para siempre en el fuego. Aun así, tenemos que tener el coraje de encadenarlo día a día y esto lo podremos hacer mediante nuestra fidelidad a Dios, nuestra vida de oración, las armas espirituales, y principalmente mediante nuestra santidad de vida. ¿Sabías que lo que sacó a nuestro enemigo del cielo fue su soberbia, que lo llevó a rebelarse contra el plan de Dios, y por tanto a no querer someterse a la obra de salvación que el Padre tenía pensado para el hombre? El secreto de nuestra victoria contra el maligno esta en nuestra humildad y sumisión a la voluntad de Dios, a la Palabra de Dios, al proyecto del Señor.
Nunca te olvides de que el diablo es un mono feria que sólo quiere imitar a Dios y para ello usa poderes ocultos para engañar y tener amarrados a los hijos de Dios. No entres en conversación con él, incluso aunque no obtengas respuesta de lo que le estás pidiendo a Jesús, no te sometas a nada de lo que te ofrezca, ya sea horóscopo, carta astral, brujería, espiritismo, supersticiones, cadenas de oración de los siete ángeles, trabajos para conseguir casamiento, cirugías espirituales, psicografía o cualquier otra realidad ligada al ocultismo o al esoterismo. Tengamos cuidado con las literaturas espiritistas y de la nueva era, pues hacen un mal inmenso a nuestro espíritu. Puedo decirte sin recelo que no hay nada de bueno en este medio y que sólo debemos depender de Jesucristo, Él es el único necesario.
Por favor, si eres cristiano, no te engañes con esa patraña de signos – soy aries, soy piscis – por el amor de Dios, tu único signo debe ser la cruz de Cristo. Y tal vez, tú que te has interesado por este devocionario y lo has estado rezando con nosotros, te has dado cuenta de que vives atado a estas cosas del enemigo; por ello atrévete a decir basta. El Dios de la paz quiere aplastar a Satanás bajo nuestros pies, sin embargo, esto sólo sucederá si tenemos la firme decisión de romper con las creencias en los poderes ocultos, en creer en la reencarnación y tantas cosas más. Mientras no rompamos con esto, estaremos dejando lugar en nuestra vida para el mal. Ten siempre en mente que el enemigo de Dios sólo tiene una alternativa para actuar en nuestro medio y es usando un aliado, el ser humano. A veces utiliza personas muy “buenas” y envolventes para engañarnos. Es hora de tener decisión, de asumir la cruz de Cristo y permanecer a Su lado hasta el final. Pues el Dios de la paz aplasta a Satanás bajo nuestros pies. Amen.
Mortificación: Ayuna en el día de hoy pidiendo al Señor que te libere de las fuerzas ocultas y pide también al Señor que te dé visión espiritual para estar siempre atento a las artimañas de Satanás.
Oración y clamor: Señor, en el día de hoy quiero asumir la fuerza de Tu Santa Palabra, principalmente asumir en mi vida la revelación que me acabas de hacer con este versículo: en breve aplastarás a Satanás bajo nuestros pies. Pido que ese “en breve” sea hoy, ahora, en este momento de oración y clamor. No quiero tener ningún compromiso con el mal, por eso, en nombre de Jesús renuncio a Satanás y a todas sus obras. Renuncio al pecado, al mal, a la tristeza a los resentimientos, pues quiero tener en el corazón y en mi vida solamente el bien y las cosas buenas.
Te devuelvo a Ti Señor Jesús todo el espacio que he dado al diablo por elecciones equivocadas que he hecho en el pasado e incluso en el presente, y haciendo esto estoy consagrando y entregando mi futuro en Tus santas manos, Señor. Confío en Ti y por eso nada temo. Tomo autoridad contra los poderes del mal y sus influencias. Renuncio a toda creencia en horóscopos, en la astrología, en el espiritismo, en la reencarnación, en los poderes ocultos, en los trabajos de mesa blanca y en todo lo relacionado con la macumbería y la brujería. Quiero ser libre, mi Señor, y por eso declaro, sólo Tú eres el Señor, mi Señor, mi Salvador, mi Redentor. Que Tu preciosa sangre lave mi mente, mis pensamientos, mi inconsciente, mi consciente, mis recuerdos, mi memoria visual, auditiva y gustativa, toda mi dimensión psicológica, emocional y espiritual.
No quiero tener nada que ver con los demonios, quiero ser única y exclusivamente del Señor, mi Dios, el Amado de mi alma. Renuncio a todo espíritu de muerte, de desánimo, de desesperanza, de esclavitud sexual, todo aquello que acaba dejando espacio para que el diablo actúe en mi vida. Envía tu Espíritu Santo para que esta liberación y purificación sean totales en mi vida. Que Tu promesa se cumpla en mí, en mi familia, en mi casa, y que sea liberado de todo yugo hereditario. Haz una obra nueva en mi vida, quiero asumir verdaderamente Tu Señorío en todas las áreas de mi ser. Gracias Señor, por la liberación y por la sanación que realizas en mi vida. Amén. Aleluya.
(Deja ahora libremente que el Espíritu Santo te lleve a una experiencia de un gran clamor y de toda la revelación que Él tiene para tu vida).