Devocional: Profecía del Avivamiento 39º dia

cancaonovaComenzamos nuestra experiencia en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra. Oración: Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Pedimos Señor que esta Palabra se vuelva viva y eficaz en nuestra vida, y no vuelva al Señor sin haber producido en nosotros el efecto.

Palabra: Efesios 1, 13-14

“Ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia de la salvación, y creyeron en ella, también han sido sellados con el Espíritu Santo prometido. Ese Espíritu es la garantía de nuestra herencia y prepara la redención del pueblo que Dios adquirió para sí, para alabanza de su gloria”.

Pablo lleva a los Efesios a que sean conscientes de la gran gracia que es pertenecer a Cristo, y todo lo que supone Su redención. Se refiere al sello del Espíritu Santo prometido, que está en ellos y en nosotros: la fuerza del Santo Bautismo. Marca indeleble, es decir, que nadie puede borrar. A través de esta marca, somos sellados para el cielo, por ella recibimos la gracia y principalmente los medios necesarios para vencer al demonio y al mundo y conquistar la salvación.

En el bautismo, recibimos las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad; nos fueron dados los siete dones del Espíritu Santo; somos portadores de la gran gracia de ser sacerdotes, profetas y reyes, en Cristo Jesús. ¡Qué tremenda herencia recibida del Señor! A Él toda gloria y alabanza. Todo esto que acabo de citar, hace que estemos llenos de gracias y nos hace capaces de caminar en victoria. Por el Bautismo, por esta marca del Espíritu, nos volvemos por gracia, hijos de Dios, por tanto, legalmente tenemos derecho a la herencia, tenemos acceso al cielo.

Debemos ser conscientes de que somos Dios habita en nosotros, y que el Espíritu Santo nos conduce al buen camino y al estar sellados nos garantiza el derecho a la herencia. Tenemos que pedir todos los días que este mismo Espíritu reavive en nosotros los dones recibidos en el Bautismo, las virtudes teologales y que realmente asumamos que somos hijos de Dios. Con Mons. Jonas hemos aprendido a decir todos los días nada más despertarnos: “Buenos días Espíritu Santo, ¿qué vamos a hacer juntos hoy?” Comienza a hacer esto y verás cómo el Espíritu Santo te llevará al buen camino y a vivir los buenos propósitos. Nuestro enemigo sabe que somos portadores de este sello del Espíritu Santo, de esta marca y nos teme, pues sabe lo que Dios es capaz de hacer a través de nosotros y en nosotros, y por ser portadores de este gran don, él no nos puede tocar.

Somos de Dios. Seamos conscientes de que es el Espíritu Santo quien nos mantendrá en fidelidad hasta el rescate completo y definitivo en el día final. Seremos rescatados para la alabanza de la gloria de Jesucristo, y el Espíritu de Dios nos conducirá a este rescate. Amén.

Mortificación: Pedir al Espíritu Santo la renovación de los dones recibidos en el Bautismo, de las virtudes teologales, y principalmente pide crecer en la consciencia de que eres hijo de Dios, heredero de la promesa de la salvación.

Oración y clamor: Gracias, Señor porque en la gracia del Santo Bautismo has hecho que sea Tu hijo; gracias por todo lo que supone este gran don. Quiero asumir que siendo bautizado, soy portador de dones y virtudes y quiero que todos los dones y todas las virtudes sean reavivados en mi vida. No quiero volver atrás, quiero seguir al frente, principalmente quiero estar abierto a la acción del Espíritu Santo en mí. Tomo conciencia de que traigo en mi este sello, esta marca, la del Espíritu Santo, y principalmente tomo conciencia de que esta marca es indeleble, nadie puede borrarla de mí, ni yo mismo ni el diablo. Para siempre soy hijo de Dios.

Haz que experimente este avivamiento que tanto necesito, haz que todas las cosas en mí sean renovadas, permíteme nacer del agua y del Espíritu, y que al asumir todo esto que he recibido, nunca me olvide de que soy hijo de Dios, heredero de la salvación y por tanto tengo derecho sobre la autoridad que esta condición me da. Quiero consagrarme una vez más a Ti, Señor, quiero abrirme a la acción de Tu Santo Espíritu. Sé que jamás seré el mismo ante esta realidad.

Quiero vencer sobre el mal y sobre el mundo, no quiero ceder en nada, sino avanzar en todo, viviendo bajo la gracia de Dios. Creo en el Señor y asumo esta marca del Espíritu prometido en mi vida, quiero beber de esta fuente segura. Señor, soy portador de una gran gracia, soy bautizado, soy marcado por el Espíritu Santo, que hace nuevas todas las cosas. Renuncio a lo que era viejo para vivir lo nuevo que tienes para mí, que Tu Espíritu que me marcó, me renueve y transforme totalmente. Llévame más allá de donde ya he ido, haz que experimente más de lo que ya he experimentado, soy Tuyo, enteramente Tuyo, totalmente Tuyo, y quiero ser conducido, guiado por Tu Espíritu. Que cada vez más este sello, esta marca se vuelva más evidente por medio de mi vida, de mis elecciones y de mi testimonio. Ven Espíritu de Dios, ven y haz todo nuevo. Amén. Aleluya.

(Deja ahora libremente que el Espíritu Santo te lleve a una experiencia de un gran clamor y de toda la revelación que Él tiene para tu vida).

Traducción al portugués

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