Devocional: Profecía del Avivamiento 43º dia

cancaonovaComenzamos nuestra experiencia en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra. Oración: Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Pedimos Señor que esta Palabra se vuelva viva y eficaz en nuestra vida, y no vuelva al Señor sin haber producido en nosotros el efecto.

Palabra: 1 Tesalonicenses 4, 3

“La voluntad de Dios es que seáis santos y que os alejéis de la inmoralidad sexual”

Existe una voluntad de Dios para nuestra vida; se trata de un designio común a todos los hombres y mujeres: la santidad. Esta santidad es fidelidad a la Palabra de Dios, a los mandamientos, a las leyes de Dios, es decir, ser original, auténtico, ser un cristiano de verdad. Esto debe llevarme a vivir el amor a Dios y al prójimo con mucha intensidad, saber compartir, no permitir el individualismo y el egoísmo, pues son secuelas del pecado original en nosotros.

Es vivir el Evangelio y hacer de él la regla de nuestra vida. Don Bosco decía que la santidad es hacer bien todas las cosas. El Beato Juan Pablo II decía que santo no es aquel que nunca cae, sino aquel que cayendo, tiene el coraje de levantarse. Ser santo es ser seguidor de Jesucristo. Tenemos que tener el coraje de levantarnos todas las veces que nos resbalemos y nos caigamos. Debemos luchar con la fuerza del Espíritu Santo para vencer al pecado y no caer en él constantemente.

La santidad es un acto de amor a Dios como respuesta del amor que Él tiene por nosotros, por eso, por amor a Jesús no debo frecuentar lugares que me pueden hacer caer, por amor al Señor no escucho músicas sensuales y contrarias a los principios cristianos; por amor a Jesús digo no al pecado y a todo aquello que me lleve a pecar. San Pablo dice a los Tesalonicenses que se alejen de la inmoralidad sexual, que estaba en alza en el momento en el que escribía la carta. Claro, es una tendencia que traemos en nosotros, la concupiscencia de la carne; sin embargo, tenemos que buscar en el Espíritu Santo la purificación y el autodominio, la fuerza necesaria para resistir a las tentaciones de la carne.

Y ¿cómo vivir el Cristianismo, la santidad, en este tiempo tan confuso en este tema de la sexualidad? Vivimos en un mundo hedonista, que fomenta el placer y así como en Tesalónica existía mucha inmoralidad, en el siglo XXI, la inmoralidad se ha multiplicado y va empeorando aún más, debido a los medios de comunicación y de internet, a la globalización, a la prostitución, a la pornografía, a la inmoralidad. Por esto, necesitamos estar muy atentos a lo que miramos en la TV o a lo que accedemos en Internet, estar atentos a las canciones que oímos y que están llenas de sensualidad y contenido con doble sentido, no nos olvidemos también de los periódicos, de las revistas, pues muestran muy sexualizado y provocante.

Espero que tú que estás rezando con nosotros, ya te hayas liberado de las novelas y de las series latinas, y si aún no te has liberado, te digo, cuidado con el contenido y con la tendencia de las mismas, pues quieren cambiar nuestra mentalidad en relación a la familia, al aborto, a la realidad del casamiento de las personas del mismo sexo, y de tantas cosas más. Tal vez estés diciendo o pensando, pero padre, soy maduro y suficiente para mirarlo y que no me afecte, ver esto no va a cambiar mi mentalidad. Discúlpeme: “agua blanda en piedra dura, tanto da que hace cavadura” y esto se vuelve mucho más serio cuando entramos en el campo espiritual, es decir, en aquello que llamamos de contaminación espiritual.

Ten el coraje de romper definitivamente con aquello que no viene del cielo y que no tiene aprobación de la Palabra ni de la Doctrina de la Iglesia, sé radical para cortar con todo ello. No podemos manipular a nuestra manera los valores cristianos, la moral, el proyecto de santidad para crearnos una buena imagen nuestra ante nuestros vecinos, para agradar al mundo y a las personas comprometidas con este mundo. Tengamos cuidado con la impureza que entra por los ojos y por los oídos, y que el Espíritu Santo nos ayude a ser radicales y decididos por vivir la santidad y la pureza. Caminemos en la gracia de Dios, abrámonos al Espíritu Santo para que haga en nosotros esa obra nueva y controle nuestras tendencias pecaminosas.

Que nuestro sí sea si y nuestro no sea no. San Juan de la Cruz decía que vivimos una gran batalla espiritual: contra el mundo, contra el diablo y contra nuestra carne. La batalla contra el mundo la conseguiremos vencer con esfuerzo y con la gracia de Dios; el diablo es sombrío y sabe esperar acechándonos, pero con el poder de Dios conseguiremos vencer la batalla contra él; sin embargo, lo más difícil es la batalla contra nuestra carne, para la cual hace falta vigilancia, decisión y oración; con estas tres estaremos en el camino de la victoria. Tengamos el coraje de no darle al pecado ninguna oportunidad en nuestra vida, ese es el camino que debemos seguir. “O santos o nada”.

Mortificación: Pedir durante este día el fruto del autodominio y de la pureza. Consagra tu sexualidad y afectividad al Espíritu Santo.

Oración y clamor: Señor, quiero acoger en mi vida la gran llamada que hiciste a los Tesalonicenses a través de Pablo para que fuesen santos. Esta llamada es actual y siempre será actual. La santidad es la marca de Tus discípulos y el mundo espera ansiosamente que los hijos de Dios se manifiesten; se trata de una manifestación de santidad, de personas diferentes que marcan la diferencia. Quiero incorporar en mi vida esta señal de santidad y quiero ser señal para el mundo, para aquellos que conviven conmigo, quiero ser señal en la Iglesia, quiero ser santo.

Sé que esto no se da por esfuerzo humano sino exclusivamente por Tu gracia, por la fuerza de Tu Espíritu Santo que actúa en mi vida. Estoy abierto para que me santifiques. Revélame las áreas de mi vida que aún están siendo dominadas por el pecado, y si existe algún vicio, libérame Señor, por el poder y por la fuerza de Tu Espíritu Santo. Soy plenamente consciente de que una de las áreas que el enemigo más ha embestido y atacado en la actualidad es la sexualidad; los niños pequeños, los adolescentes, los jóvenes, los adultos e incluso las personas mayores son provocados por la TV, por las canciones, por internet, por revistas, etc para que pierdan la pureza. Hay un ataque directo contra la pureza, contra la castidad, la fidelidad en el matrimonio, y sé que sólo con Tu gracia conseguiré resistir.

No permitas que yo ceda, quiero vivir una castidad radical, deseo desde el fondo de mi corazón vivir la pureza y la santidad. Don Bosco decía que la santidad es pureza y pureza es santidad. Que Tu Espíritu Santo me fortalezca cada día más para que consiga decir no a la tentación, renuncio a toda tendencia que tengo en relación a la inmoralidad sexual, por esto, te pido que laves con las aguas purificadoras de Tu Espíritu Santo mi mente y mi fantasía, mis deseos, mis sentimientos, que todo sea purificado por Tu Santo Espíritu. Quiero vivir la pureza, quiero vivir la santidad, pero soy muy débil, necesito de tu fortaleza.

Quiero vivir en santidad, quiero corresponder con tu designio de santidad, quiero ser fiel hasta el final. Que la Virgen María, la toda pura, sea para mí modelo de santidad y de pureza y me ayude en esta gran lucha. Ven Espíritu Santo, ven e inunda mi ser, ven y haz la obra de purificación que tanto necesito. Amén. Aleluya.

(Deja ahora libremente que el Espíritu Santo te lleve a una experiencia de un gran clamor y de toda la revelación que Él tiene para tu vida).

Traducción al portugués

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