Devocional: Profecía del Avivamiento 5º dia

cancaonovaComenzamos nuestra experiencia en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra. Oración: Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Pedimos Señor que esta Palabra se vuelva viva y eficaz en nuestra vida, y no vuelva al Señor sin haber producido en nosotros el efecto esperado.

Palabra: Génesis 4, 9

“El Señor le preguntó a Caín: ¿Dónde está tu hermano? El respondió: No lo sé, ¿acaso soy yo el guardián de mi hermano?”

Es muy pertinente este texto del libro del Génesis, pues Caín tuvo celo de su hermano porque a Dios le había agradado más la oferta de él que la suya. Esto debería llamar nuestra atención, pues la actitud de Caín puede estar siendo también la nuestra, de incomodarnos con los dones que Dios ha dado a nuestros hermanos y por esto permitir que la envidia invada nuestro corazón. Existe un designio de Dios, que es la gracia de ser hermanos, y esto fue revelado desde el principio; sin embargo podemos frustrar los designios del Señor, matando a nuestro hermano, como hizo Caín. Le matamos con la indiferencia, con el resentimiento, con la envidia, denigrando su imagen delante del grupo, delante de las personas, porque los dones de ese hermano nos incomodan. Necesitamos tener coraje de decir basta a esta tentación que asola nuestra historia, nuestra vida y que de vez en cuando llama a la puerta de nuestro corazón.

Si tú necesitas dar el paso de pedir perdón, no lo pienses dos veces: si existe la necesidad de transparencia, deja que esto acontezca, pues es urgente quitar todas las trabas de nuestro corazón, pues son obstáculos para la acción del Espíritu Santo, son barreras para que los designios del Señor acontezcan en nuestra vida. Estemos atentos a lo que nuestro Papa Franciscos está constantemente llamando la atención: la “globalización de la indiferencia”. Si eres carismático, alguien avivado por el Espíritu, y no te sientes movido a ir a las periferias de la existencia: a los drogados, a los enfermos, a los encarcelados, si no te preocupas por el que pasa hambre, frío, sed, que tiene necesidad de ayuda, etc, mírate y revisa si es verdad que hiciste una experiencia verdadera con el Espíritu Santo, pues una experiencia verdadera nos hace dar una respuesta diferente a la que dio Caín a Dios. No vamos a cuestionar a Dios, sino que afirmaremos: “Yo soy guardián de mi hermano”.

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Mortificación: Visitar y orar por un enfermo, o evangelizar un drogado o visitar a un encarcelado. Comparte lo que tienes con quien no tiene ni lo necesario.

Oración y clamor: Señor, en el día de hoy me quiero colocar en Tu Santa presencia para decirte que soy el guardián de mi hermano. Quiero perdonar a todos aquellos hacia quienes aún siento resentimiento en el corazón; quiero vibrar con los dones que Tu Espíritu Santo le ha dado a tantos hermanos y que no me ha dado a mí. Soy Iglesia y sé que el don de ellos también es mío. Libérame de todo espíritu de celos que quiera generar división entre mí y mis hermanos. Retírame de la globalización de la indiferencia y llévame a los que necesitan de Tu presencia. Quiero comprometerme con los pobres, con los necesitados. Necesito visitar a los enfermos, a los encarcelados y llevarles una Palabra de cura y de esperanza. Señor, que nadie pase desapercibido delante de mí. Ayúdame a compartir aquello que tengo con los que no tienen. Que no acumule bienes, que no acumule cosas innecesarias, que no tire la comida. Quiero vivir la globalización de la solidaridad. Espíritu Santo revélale a mi corazón aquellos que en mi grupo necesitan ayuda y que ahora mismo no soy consciente, quiero ir hasta ellos, quiero ayudarlos. Heme aquí, mi Señor y mi Dios, decidido a vivir una vida nueva. Soy el guardián de mi hermano y no voy a desistir de nadie, quiero ir a los necesitados y quiero amarlos. Úsame Señor. Ven Espíritu Santo y colócame de vuelta a los designios de Dios. Amén.

(Deja ahora libremente que el Espíritu Santo te lleve a una experiencia de un gran clamor y de toda la revelación que Él tiene para tu vida).

Traducción al portugués

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