Maranathá viene de una expresión aramea (מרנא תא) que significa “¡El Señor viene!”. Me recuerda a la canción “O santos o nada” en especial la parte que dice: “la santidad de mi vida apresure al Señor y Él pronto vendrá”.
Tuve la oportunidad de grabar algunas veces en la Comunidad Católica Maranathá de Rio de Janeiro y oír muchos testimonios de los acogidos, funcionarios y misioneros sobre la acción de Dios. El día 12 de septiembre de 2012 viví una experiencia especial al oír un testimonio que me descuadró y me hizo pensar si mi vida está apresurando la venida del Señor y como Él me encontraría si viniese ahora.
Conversé con uno de los hermanos acogidos y para mi sorpresa es cabo del ejército que hace más o menos dos años perdió el padre y según el relato de él mismo se desestructuró completamente y acabó buscando refugio en el alcohol y las drogas durante un año hasta que aceptando la invitación del hermano resolvió conocer la comunidad Maranathá donde se recupera hace ocho meses. Hablamos algunos instantes y él usó una expresión que me hizo pensar: “Todo eso pasó porque no tenía disciplina espiritual”.
El Espíritu Santo pronto me recordó mi tiempo de cuartel y cuanto buscaba la disciplina en todo y como ese aprendizaje me ayuda en el día a día a colocar en práctica también la disciplina espiritual. No es fácil, pues así como muchas veces el cuerpo se desanima y en vez de ejercicio quiere sombra y agua fresca, en el campo espiritual no es diferente, por eso todo empeño es poco para condicionar el espíritu. Pues sin disciplina espiritual no conseguimos llegar a ningún lado y las bases de la vida se debilitan.
También tuve noticias de Felipe que conocí el año pasado en mi primer visita a la comunidad, en ese momento él estaba completando su tiempo de recuperación y en pocas semanas recibiría el Sacramento de la Confirmación y pensaba no sólo en ayudar a los amigos a salir de la drogadicción sino también como daría el paso para la futura consagración como misionero en la comunidad Maranathá y pensaba también en un futuro matrimonio. Actualmente es coordinador de una de las casas de la comunidad ya como consagrado y da testimonio de la restauración en su vida.
Me despedí con el corazón lleno de gratitud y pidiendo a Dios que muchas historias sean reencontradas en Él para que entonando con la vida el “santos o nada”, la búsqueda de la santidad apresure la llegada del Señor. ¡Él vendrá!