Las siete virtudes de una mujer de Dios

Las siete virtudes de una mujer de Dios

Cito siete virtudes que necesitamos cultivar como mujeres de Dios:

1-Temor de Dios: Una persona por temor al Señor,  busca ponerlo en primer lugar y como centro de su vida. “¡Muchas mujeres han dado pruebas de entereza, pero tú las superas a todas! Engañoso es el encanto y vana la hermosura: la mujer que teme al Señor merece ser alabada” (Proverbios 31, 29-30).

2-Humildad: Ser una mujer humilde no es tan fácil como parece, porque no existe otra forma de alcanzar esta virtud si no es por medio de humillaciones. Sin embargo, ¿a quien le gusta ser humillado? El orgullo nos impide de vivir el Evangelio de Jesús, nos enseña “lavar los pies” de los demás. Aprendí que la humildad es la única base solida de todas las virtudes. Sin embargo, si ella es la base, necesitamos aprender aceptar las humillaciones y transformarlas en salvación. Pensar en el otro en primer lugar, tragar las respuestas que le hará daño, servir sin esperar nada en cambio, es decir, ser una discípula de Jesús.

3- Silencio: Nos encanta hablar mucho, pero me refiero a un silencio interior capaz de escuchar la voz de Dios. Silencio fecundo que purifica la palabra antes de ella ser pronunciada y, así, ayuda construir el otro y no destruir. “¡Escucha, hija mía, mira y presta atención! Olvida tu pueblo y tu casa paterna(..)” (Sl 45,11). Es esencial aprender escuchar a Dios y al prójimo. “Una mujer discreta es un don del Señor y no tiene precio la esposa bien educada.” (Ecl 26,14)

4-Dominio de si: Aprender a dominar no es perder su personalidad, pero sin aprender a hablar en la hora y con las palabras correctas. Actuar por impulsos no es una forma inteligente de vivir. ¿Cuántas veces ponemos todo a perder porque no sabemos callar? El autodominio nace del silencio que nos impide de actuar con impulso. La mujer virtuosa no es frágil, pero llena de sabiduría y dulzura, porque domina sus pasiones.

5-Castidad: La mujer casta es aquella capaz de purificar las relaciones entre el hombre y la mujer, no solo en el matrimonio, sino en toda relación. La forma de vestirse, hablar, actuar y incluso se relacionar exige castidad. La sensualidad deja de lado por completa la pureza de una mujer de Dios. Así que, se firme contigo misma y después con tu novio o marido para que esa virtud sea una marca positiva en ti. Lee más: “La virtud de la castidad” 

6-Ternura: Aprendi con la autora Jo Croissant que la ternura es el amor que se manifiesta más allá de las palabras, por medio de un gesto, un cariño, una mirada, una presencia amorosa. Derrita lo que es duro, calienta lo que es frio, refuerza lo que es blando y cura lo que esta herido. ¡No quiera  imponerse con una postura grosera, no vale la pena! ¡Al final, cómo es agradable estar cerca de una mujer tierna y dulce!

7-Sabiduría: La sabiduría no se alcanza por esfuerzo humano,sino por gracia de Dios. La mujer sabia es aquella que lucha para vivir todas las virtudes mencionadas anteriormente.

Es posible alcanzar estas y oras virtudes. La vida nos ofrece diariamente oportunidades para poner en práctica cada una de ellas, basta prestar atención y luchar para ser fieles a las mociones del alto. Una mujer virtuosa es llena del Espíritu Santo de Dios. Yo quiero ser esta mujer. ¿Y tu?

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