Devocional: Profecía del Avivamiento 35º dia

cancaonovaComenzamos nuestra experiencia en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra. Oración: Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Pedimos Señor que esta Palabra se vuelva viva y eficaz en nuestra vida, y no vuelva al Señor sin haber producido en nosotros el efecto.

Palabra: Lucas 12,49

“Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!

Qué maravilloso es escuchar la palabra de Dios y ver el deseo que Él tiene para nosotros. Quiere que seamos alcanzados por la gracia, quiere que seamos impactados por Su presencia, quiere que realmente seamos incendiados por un fuego que quema sin doler. Santa Catalina de Siena decía que si fuéramos lo que debemos ser, incendiaríamos la tierra. Jesús dice en el Evangelio de Lucas citado encima, que vino a traer fuego sobre la tierra, y ese fuego es el poder del Espíritu Santo, es la fuerza sobrenatural del Santo Espíritu de Dios.

Una de las imágenes usadas para explicar la Tercera Persona de la Santísima Trinidad es el fuego. Y ¿qué hace el fuego? Purifica. Debemos tener cuidado cuando hablamos del fuego del Espíritu, cuando decimos que somos del fuego, pues se nos preguntará si dejamos actuar al Espíritu Santo en nosotros. Yo te pregunto a ti, que estás rezando este devocional: ¿el fuego del Espíritu Santo ha quemado las impurezas de tu vida o sólo hace ruido? ¿Y cómo andan las realidades de los vicios? ¿y tu sexualidad y afectividad? ¿Qué es lo que ha cambiado en ti desde que has experimentado el fuego del Espíritu Santo? Si realmente nuestra vida fuera alcanzada por este fuego, debe haberse transformado en una vida nueva.

He estado muy preocupado por aquellos que buscan el avivamiento, que incluso hacen mucho ruido, gritan, lloran, tienen un lenguaje propio en la predicación, en el trato con los hermanos y en verdad es un avivamiento superficial, que no ha alcanzado el corazón sino que se ha quedado en la superficie. ¿Cómo alguien que se dice avivado por el Espíritu Santo no pone fin a algunos actos o situaciones de su vida? ¿Vives las mismas realidades y vicios que vivías cuando eras del mundo, pero ahora de manera escondida? ¿Dónde está el fuego? El fuego es para la purificación, el oro y la plata son purificadas por el fuego y Dios nos da el Espíritu para purificar nuestra vida, nosotros valemos más que el oro y la plata.

Ser del fuego es ser santo, es decir, vivir en SANTIDAD, los gritos y los lemas no son los que demuestran que somos del fuego, sino nuestra vida de santidad. El Espíritu es Santo para santificarnos. No me conmueven ruidos, gritos, lágrimas, lenguaje avivalista y tampoco conmueven al corazón de Dios; lo que conmueve el corazón de Dios y me alegra el corazón es ver personas avivadas, es decir, llenas del Espíritu Santo. Hombres y mueres viviendo santamente.

Basta recordar lo que dijo Jesús en el Sermón de la Montaña: “¡No todo el que me dice ‘Señor Señor’ entrará en el Reino de los Cielos, sino el que pone en práctica la voluntad de mi Padre que está en los cielos” Tal vez seas alguien muy carismático: rezas en lenguas, curas en nombre del Señor, incluso haces milagros, profetizas, predicas sobre el poder del Espíritu Santo, pero necesito preguntarte una cosa: ¿Y tu vida con Dios?, ¿y tu camino de santidad? Los carismas no van a salvar a nadie, las curaciones que hagamos en nombre de Jesús no servirán para nuestro favor ante el Juez Dios, es decir, no son capaces de darnos la salvación, mucho menos las predicaciones que hagamos.

Lo que nos puede traer la salvación es la decisión de hacer la voluntad del Padre que está en los cielos. De nada sirven los gritos, los saltos, los brazos levantados si no se tiene un corazón rendido y convertido al Señor. Es tiempo de un profundo examen de conciencia, momento oportuno para evaluar nuestra relación con Dios. Pues el Señor quiere que este fuego esté encendido cuando vuelva, fuego del Espíritu Santo, abrasador y purificador. Sólo depende de nuestra rendición y entrega al Señor.

Mortificación: Examen de conciencia para averiguar si mi vida carismática está de acuerdo con mi vida de santidad. Si fuera preciso, busca la confesión.

Oración y clamor: Señor Jesús, hoy estoy abierto a lo que tienes para mi vida y principalmente quiero que este fuego que traes esté siempre encendido en mi vida y que a través de mi se difunda. Quiero abrirme al fuego de Tu Espíritu, y principalmente quiero que este fuego me purifique, arranque de mi todo tipo de impureza y pecado, pues soy consciente del gran valor que tengo para Ti. Siendo alguien amado y escogido, quiero corresponder con este llamado que me haces a la santidad.

Sé que este fuego no es una simple acción emocional o manifestación de carismas, sino una acción poderosa del Señor para mi purificación y para la purificación de aquellos que lo experimentan. Quiero ser transformado por este fuego abrasador, quiero ser avivado, quiero ser santificado. Tengo el corazón abierto y ansioso por ser alcanzado por el fuego de Tu amor, por el poder de Tu Espíritu.

Quiero volver al primer amor, quiero volver a la radicalidad del primitivo fervor, quiero ser purificado de toda acción del mundo en mi vida, del secularismo, de la permisividad que estoy viviendo y de todo aquello que me desvía de la voluntad del Padre. Ven Espíritu Santo, como fuego abrasador, incendia mi corazón y mi vida, haz de mí un hombre nuevo, santifícame. Que Tu fuego esté encendido, quiero mantenerlo encendido en mi vida, y quiero ser usado para llevar esta experiencia a tantos otros. Ven Espíritu Santo, incendia mi alma, mi corazón, mi vida, santifícame. Amén. ¡Aleluya!

(Deja ahora libremente que el Espíritu Santo te lleve a una experiencia de un gran clamor y de toda la revelación que Él tiene para tu vida).

Traducción al portugués

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