Amar a la familia significa saber estimar sus valores y posibilidades, promoviéndolos siempre. Amar la familia significa descubrir los peligros y los males que la amenazan, para poder superarlos. Amar la familia significa empeñarse en crear un ambiente favorable a su desarrollo. Y, por fin, forma eminente del amor a la familia cristiana de hoy, muchas veces tentada por incomodidades y angustiada por crecientes dificultades, es darle nuevamente razones de confianza en sí misma, en las riquezas propias que le advienen de la naturaleza y de la gracia y en la misión que Dios le confió. “¡Es necesario que las familias de nuestro tiempo tomen nuevamente altura! Es necesario que sigan a Cristo.
Texto extraído de la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio del beato Juan Pablo II
Me siento muy feliz por la experiencia concreta que viví con este texto del Beato Juan Pablo II descubriendo junto a los míos los peligros y males que nos amenazan para superarlos con la gracia de Dios, manifestando así el amor y celo que tenemos por la familia y en particular a nuestra propia familia. Fue un gran momento de compartir y constatar las amenazas que nos rodeaban donde muchas de ellas camufladas en nuestra historia y otras abiertamente vividas como aparente solución presentada por nuestro orgullo y egoísmo.
Queda la importante conclusión de que realmente necesitamos retomar día tras día nuestra andada familiar y así dar nuevamente razones de confianza en las riquezas que le son propias para la misión confiada por Dios.
Será necesario detenerse algunas veces para verificar si el camino recorrido está en la dirección correcta; así como con las señales de tráfico es preciso estar atento, para el progreso de su familia no puede estacionar en ningún momento pues el estacionamiento indebido es infracción grave y las consecuencias no son nada favorables.
Comparto también con vosotros lo que llamo: anuncio de la Nueva, en relación a mi familia. Estábamos juntos hoy en un momento de compartir y de alegría, hablando de los más precioso que tenemos que es la experiencia de la vida del otro y lo gustoso que es saber de las inversiones de la tía que compró un sitio y se prepara para la jubilación del esposo, una de las primas más jóvenes que se casó tiene una linda hija de 8 años y ahora está embarazada de un chico, la abuela que recuerda viejas bromas con los nietos (yo siendo el más mayor experimenté varias de ellas) y en esa época junina no podía faltar el viejo “pé de serra” (baile brasileño) en homenaje al rey del “baiao” (ritmo brasileño) Luiz Gonzaga.
No existe dinero en el mundo que pueda pagar el gran premio del ser familia en el fin de semana, rodeado de alegría, mucho compartir y recuerdos de un tiempo que pasó dejando la certeza de que somos vencedores porque somos familia.
Le desafío a esa experiencia de la vivencia del ser familia!
Dios bendiga mucho su decisión!