Dios nos ha hablado mucho en este tiempo, que existe una profecía que se cumplirá sobre la faz de la tierra y en muchos grupos y regiones de Brasil hay testimonios confirmados con la Palabra de que Brasil es el país elegido por el cielo para que acontezca esa acción del Espíritu.
Somos muchos los que creemos y buscamos el cumplimiento de esta “Profecía del Avivamiento”, que profetizamos por antena, lanzamos palabras de bendición sobre la nación brasileña, viviendo en constante expectativa de que esa intervención Divina ocurra cuanto antes.
Podemos constatar que ese avivamiento ha acontecido en muchas vidas, en varios grupos y regiones de nuestra nación, pero aún no hemos experimentado casi nada de lo que Dios tiene para nosotros. Como el Apóstol Pablo necesito proclamar: “Sabemos que lo que Dios tiene preparado para nosotros, ningún ojo vio, ningún oído oyó y ningún corazón fue capaz de sentir”.
Ya hace un tiempo que junto a mi querido hermano Fabio Lira hemos rezado para que tuviésemos una oportunidad de reunir a los avivalistas (aquellos que creen y esperan con ansiedad el cumplimiento de esta profecía) y el Señor nos concedió un fin de semana para estar juntos, orando, escuchando la Palabra de Dios, compartiendo sobre las inspiraciones, adorando a Jesús en la Eucaristía y comulgando Su Cuerpo y Sangre en la Santa Misa, pidiendo a la Esposa del Espíritu Santo, la Virgen María, que se una a nosotros en esta intercesión por el avivamiento.
Queremos mediante este instrumento, un devocional, prepararnos para ese gran momento de gracia que vamos a vivir. Vale la pena recordar que los jóvenes que se reunieron en Dukense en los Estados Unidos (cuando el avivamiento alcanzó la Iglesia Católica y allí surgió la Renovación Carismática Católica) se prepararon antes, vivieron mortificaciones, leyeron la Palabra de Dios, buscaron instrucción en el Señor.
Queremos prepararnos y experimentar juntos lo que el Espíritu Santo quiere hacer en nuestra vida.
Tendremos las siguientes indicaciones para estos cincuenta días que anteceden a nuestra profundización: Una Palabra para que sea motivación de nuestro día y que sirva para la meditación y oración personal, una mortificación, oración y clamor diarios.
1 dia:
Comenzamos nuestra experiencia en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra. Oración: Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Pedimos Señor que esta Palabra se vuelva viva y eficaz en nuestra vida, y no vuelva al Señor sin haber producido en nosotros el efecto esperado.
Palabra: Génesis 1, 2
2“Todo era confusión y no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos mientras el Espíritu de Dios sacudía la superficie de las aguas”.
El Espíritu, el poder de Dios, sacudía las aguas. Ese Espíritu es el poder creador de Dios, es aquel que organiza todas las cosas, que coloca en su lugar aquello que está fuera, en desorden, que ordena todo aquello que está desordenado.
Tal vez en tu vida de cristiano, de hombre o mujer de Dios, algunas cosas están desordenadas, desorganizadas y necesitan ser colocadas en su debido lugar. Hoy es el día para que permitas que el Espíritu Santo organice todas las cosas: si es tu interior, permítele actuar; si son tus pensamientos, permítele que los alcance; si es tu vida de oración, déjale que provoque en ti un deseo por Dios; si es tu casa, Él quiere entrar y organizar todo. Sea lo que sea, deja la Espíritu de Dios reposar sobre esa situación, confíale esas cosas y la obra se realizará.
(Ora con esa Palabra y pide al Señor que te dé revelación para que comprendas verdaderamente lo que está en desorden en tu vida; Él te lo mostrará).
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Mortificación: Hacer silencio para escuchar la voz del Espíritu Santo y sentir sus directrices.
Oración y clamor: Señor, creo que Tu Espíritu renueva y organiza todas las cosas. En muchos momentos mi vida se encuentra en un caos, totalmente desorganizada. Eso me impide experimentar lo que el Señor tiene para mi vida. Todo está tan desorganizado que a veces no sé cuál es su Voluntad para mi vida. Llego a desconfiar en la acción de tu Espíritu y a desconfiar que el Señor tiene un avivamiento para la nación brasileña, pues en mi desorganización e indisciplina, no consigo sentirte, percibirte, tocarte. Envía Tu Espíritu Santo para poner en orden mi vida, mi casa, mi vida de oración, mi contacto con la Palabra. Te confieso, oh Espíritu Santo, que he sido indisciplinado en la oración, en la lectura orante de la Palabra, en el clamor para que el Avivamiento venga. Pero hoy, en este primer día de preparación para la experiencia de profundización que voy a vivir, quiero volver a lo que tienes para mí, quiero organizar mi vida y permitir que el Señor coloque todo en su lugar. Heme aquí, Espíritu Santo, para consagrar todo lo que tengo y soy, penetra en mi vida, penetra y organiza todo lo que está desorganizado. Así como preparaste todas las cosas para el acto creador del Padre, prepárame para aquello que Dios quiere hacer en mi vida. Amén.
(Deja ahora libremente que el Espíritu Santo te lleve a una experiencia de un gran clamor y de toda la revelación que Él tiene para tu vida).