Devocional: Profecía del Avivamiento 4º dia

cancaonovaComenzamos nuestra experiencia en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra. Oración: Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Pedimos Señor que esta Palabra se vuelva viva y eficaz en nuestra vida, y no vuelva al Señor sin haber producido en nosotros el efecto esperado.

Palabra: II Crónicas 7, 14

“Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla, ora, me busca y se arrepiente de su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré sus pecados y devolveré la salud a su tierra”.

Dios habla a Salomón durante la noche, después de la conclusión de la construcción del Templo, diciendo que oiría la oración que fuese hecha en ese lugar, pero principalmente pedía que cuando vengan calamidades ese pueblo orase a Dios. Sin embargo no sería una simple oración. El primer paso de esta sería la conversión, el cambio de vida, dando un paso importante de humillación, reconociéndose nada ante el que es Todo, que es el Señor Dios, pues la oración sin conversión no tiene ni efecto ni eficacia, es apenas una multiplicación de palabras sin una experiencia real de la acción poderosa de Dios. Acordémonos del fariseo y del publicano en el templo: el fariseo se exaltaba, pues ayunaba tres veces por semana, pagaba el diezmo y se refería al publicano con desdén. Por otro lado, el publicano no tenía coraje de erguir la cabeza ante Dios, sintiéndose indigno y constantemente pedía perdón al Señor por sus pecados. ¿Cuál fue la oración que dijo Jesús que fue acogida, oída? ¡La del publicano que se humilló y pidió perdón a Dios! Dios hace grandes promesas al humilde, al que se humilla, al que no se exalta; le escucharé desde el cielo, le perdonaré su pecado y restituiré la salud en su tierra. Tú eres el justo que Dios escogió para salvar tu ciudad, tu estado, tu nación. Te desafío a que te humilles, a que busques conversión y ores al Señor, y las catástrofes se alejarán de tu región y nación, y serás oído en todo lo que coloques en oración en la presencia del Señor.

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Mortificación: Buscar el sacramento de la confesión para experimentar el perdón de los pecados.

Oración y clamor: Señor Dios, gracias por la certeza con la que Te me revelas, por la guía que es Tu palabra para mi vida. Reconozco cuan pecador soy, frágil y pequeño ante Tu Santidad, Fuerza y Grandiosidad. Confieso que en muchos momentos me sentí orgulloso, incluso en la oración, por la facilidad para orar, por las grandiosas experiencias que tuve en la oración, por el tiempo que llevo caminando junto a Ti; pero hoy, ante Ti, quiero reconocer mi nada, mi pequeñez, reconocer que yo no sé orar. Multipliqué las palabras, pero mi corazón estaba distante de Ti, y no experimenté lo que tenías para mí. Cuántas veces recé para aparentar en vez de rezar con un corazón rendido a Ti. Quiero, de ahora en adelante, tener mi corazón totalmente rendido a Ti, quiero una conversión seria, quiero experimentar la luz de Tu Espíritu, quiero agradar a Tu corazón con mi rendición y quiero comprometerme a vivir una vida justa y de intercesión por la nación, por mi provincia, por mi ciudad. Ven Espíritu Santo y condúceme a ser aquello que Dios realmente quiere que sea, llévame a una oración que agrade y toque el corazón de Dios. Amén.

(Deja ahora libremente que el Espíritu Santo te lleve a una experiencia de un gran clamor y de toda la revelación que Él tiene para tu vida).

Traducción al portugués

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