¿Se puede comparar la bondad a una ola?
Observando el mar me di cuenta de que la realización del bien ocurre como una ola que viene sin esperar y aunque las piedras y la arena de la orilla rechacen y no quieran, la ola viene y deja rastros simples encontrados en las playas, pero también puede dejar rastros de destrucción.
Así también es la realización del bien, aunque existan corazones cerrados hasta tal punto de menospreciar un simple gesto, el rastro de bondad permanecerá para siempre y nadie en este mundo es capaz de borrarlo.
Cuánta fuerza existe en el mar agitado capaz de destruir lo que esté en su frente, volcar embarcaciones, desplazar montañas de arena. Cuánta fuerza existe en la bondad, capaz de sacar una sonrisa de quien hace tiempo vivía en la soledad, desmontar y desarmar a alguien que de tan dañado y herido ya no se siente capaz de actuar frente a las indiferencias de la vida.
Después de compartir con usted la experiencia que viví en un momento simple observando el movimiento de las olas y con el corazón lleno de voluntad de acertar afirmo que la bondad es como una ola y te invito para juntos causar un tsunami de satisfacción en la vida del otro que viven en la esperanza de encontrarse con la felicidad contenida en un gesto tan accesible a mí y a usted.
Estoy agradecido al Espíritu Santo por conducirme al mar y alimentar el bien que existe en mi restaurando día tras día la imagen y semejanza de Dios. Aprendí con Monseñor Jonas que la Palabra necesita ser leída, masticada y aplicada en la vida, por eso sé que todo eso es reflejo de la regla de vida que asumí: el Evangelio.